El Vaticano se prepara para acoger una serie de eventos dirigidos a la comunidad LGBTQ en el marco de las celebraciones del Jubileo, generando un debate sobre la naturaleza de estas iniciativas.
El próximo 5 de septiembre, el Vaticano será el escenario del encuentro internacional «Escuchando las experiencias de los católicos LGBTQ», organizado por Outreach, una organización estadounidense fundada por el padre jesuita James Martin. Este evento reunirá a católicos LGBTQ de diversos países para compartir sus vivencias. Esa misma noche, se llevará a cabo una vigilia de oración en la Iglesia del Gesù de Roma, donde se presentará una cruz arcoíris, traída por un grupo de peregrinos LGBTQ y sus padres. La inclusión de este crucifijo ha suscitado controversia, al considerarse una distorsión de la imagen sagrada del sacrificio de Cristo.
El 6 de septiembre, el obispo Francesco Savino, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana, presidirá una misa en la misma iglesia, seguida de una peregrinación jubilar a la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro con más de mil participantes. Posteriormente, los peregrinos se unirán al Papa León XIV para el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro. Cabe recordar que el papa anterior, Francisco, expresó en diversas ocasiones su apertura hacia la comunidad LGBTQ, afirmando que «toda persona es hija de Dios» y que la Iglesia no debe cerrar sus puertas a nadie.
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El uso del crucifijo arcoíris ha sido interpretado por algunos como una afirmación de estilos de vida que la Biblia considera pecaminosos, lo que ha generado un debate sobre la posible apostasía que esto podría representar. Este fenómeno no es exclusivo de la Iglesia Católica, ya que muchas denominaciones protestantes tradicionales han seguido un camino similar, priorizando la adaptación cultural sobre la autoridad bíblica.
El apóstol Pablo advirtió sobre la apostasía en los últimos tiempos, señalando que las personas buscarían maestros que afirmaran sus deseos en lugar de la sana doctrina. Los eventos en el Vaticano podrían ser vistos como una manifestación de esta tendencia, lo que plantea un desafío no solo para la Iglesia Católica, sino para el cristianismo global. En este contexto, se hace un llamamiento a la oración para que los líderes de la iglesia se mantengan firmes en las Escrituras y para que el verdadero evangelio de Jesucristo prevalezca.
