El cardenal José Cobo presidirá la Eucaristía en el monasterio de las Oblatas

El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, presidirá la Eucaristía en el monasterio de las Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote, en la festividad de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, el 12 de junio.

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El próximo jueves 12 de junio, el monasterio de las Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote se vestirá de gala para acoger una solemne Eucaristía con motivo de la festividad de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. El evento estará presidido por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid. Esta celebración especial fue promovida por los fundadores del instituto religioso, el venerable José María García Lahiguera y la sierva de Dios Madre María del Carmen Hidalgo de Caviedes, con el fin de honrar el sacerdocio perpetuo de Cristo.

Madre Teresa López-Orozco, superiora general del monasterio, recuerda que fue García Lahiguera quien impulsó oficialmente esta festividad y Madre María del Carmen quien colaboró desde su vida contemplativa. La primera celebración tuvo lugar en 1950 con un permiso especial y se extendió a toda España en 1973. Hoy día se celebra en diversos continentes y existe un deseo ferviente por su reconocimiento como fiesta universal.

La jornada incluirá una Eucaristía concelebrada por numerosos sacerdotes y tiempos dedicados a la meditación y oración. Madre Teresa subraya que esta festividad no solo fortalece la identidad sacerdotal entre los clérigos sino que también inspira a los jóvenes en su discernimiento vocacional y recuerda a todos los bautizados su dignidad como pueblo sacerdotal, tal como lo enseña el Concilio Vaticano II.

Monseñor García Lahiguera siempre vio necesario establecer esta festividad para contemplar a Cristo como modelo sacerdotal supremo. Madre Teresa enfatiza la importancia de orar por la santidad del clero, pues la santidad sacerdotal repercute positivamente en toda la Iglesia. Asimismo, destaca cómo Madre María del Carmen vivió intensamente su fe a través de su unión con la oblación de Cristo.

A pesar de las dificultades enfrentadas para su aprobación oficial, la perseverancia y la fe fueron claves para lograrlo. Madre Teresa concluye que todo esfuerzo realizado fue un reflejo del compromiso auténtico con el bienestar eclesiástico.