El arzobispo de Tarragona advierte sobre la inteligencia artificial: “¿Más máquinas nos harán más humanos?”

El arzobispo de Tarragona advierte sobre la inteligencia artificial: “¿Más máquinas nos harán más humanos?”

El arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, ha llamado a un debate urgente y necesario sobre los desafíos que plantea la inteligencia artificial (IA) y su impacto en la dignidad humana en su carta pastoral de esta semana.

El prelado catalán alerta sobre el avance acelerado de estas tecnologías, que ya no solo cumplen funciones programadas, sino que comienzan a aprender por sí mismas y tomar decisiones de manera autónoma. “Incluso, hay investigadores que confían en poder desarrollar la llamada ‘inteligencia artificial general’, que superaría la propia mente humana”, expone.

Una reflexión ética urgente

El escrito interpela directamente a la sociedad: “¿Hasta dónde podemos llegar? ¿Qué planteamientos éticos hay detrás de estas posibilidades? ¿Estará verdaderamente al servicio del bien común?”. Planellas vincula este momento con el que vivió el Papa León XIV durante la revolución industrial, subrayando que las transformaciones tecnológicas siempre deben ir acompañadas de una reflexión moral profunda.

Citando a la Dra. Susana Prado, en la lección inaugural del curso en la Universidad Rovira i Virgili, recuerda que “la tecnología es imparable, y no es ningún problema. Lo que necesitamos es humanizarla y utilizarla al servicio de las personas”. En ese mismo espíritu, menciona el reciente documento vaticano Antiqua et Nova, emitido el pasado 28 de enero por los dicasterios para la Doctrina de la Fe y para la Cultura y la Educación, que también aborda esta inquietud.

Riesgos concretos y desafíos sociales

El arzobispo también muestra preocupación por declaraciones como la de Bill Gates, quien afirmó que “en diez años, los humanos no serán necesarios para la mayoría de cosas”. Para Planellas, este tipo de visiones pueden alimentar una IA supeditada al poder y los intereses particulares, provocando consecuencias preocupantes: aumento de las desigualdades, pérdida de empleos humanos, manipulación de información y limitación de libertades individuales.

Ante ello, insiste en el papel clave de las ciencias humanas y las universidades: “Una universidad como la URV ha de ser valiente, sobre todo con las disciplinas humanísticas, para que vayan en consonancia con el progreso tecnológico”.

Una llamada a la responsabilidad

La carta de monseñor Joan Planellas concluye haciendo un llamamiento a orientar el desarrollo tecnológico hacia el bien común, garantizando que el crecimiento no solo sea eficiente o rentable, sino también justo y humano.

“El futuro tecnológico no puede desligarse del alma que lo impulsa”, parece ser el corazón del mensaje de Joan Planellas, que propone un equilibrio urgente entre progreso y humanidad.

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