Ayuda a la Iglesia Necesitada recaudó en 2024 unos 141 millones de euros: más de 5.300 proyectos en 137 países

La Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés) ha cerrado el ejercicio 2024 con una recaudación global de 141,5 millones de euros, una cifra histórica que ha sido posible gracias a la generosidad de 358.195 benefactores repartidos por todo el mundo. Este respaldo económico ha permitido financiar 5.335 proyectos pastorales y de emergencia en 1.224 diócesis de 137 países, según ha informado la institución en su balance anual.

Los ingresos obtenidos a través de donaciones y herencias ascendieron a 139,3 millones de euros, a los que se sumaron 2,2 millones de euros procedentes de reservas de años anteriores. Con estos fondos, la fundación ha canalizado su apoyo a comunidades cristianas necesitadas, especialmente aquellas que sufren persecución o viven en contextos de pobreza extrema.

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Una misión global con enfoque pastoral y solidario

Del total recaudado, el 79,8% se destinó a actividades relacionadas directamente con la misión de ACN. De ese porcentaje, el 84,7% fue invertido en proyectos concretos, permitiendo dar respuesta a más del 73% de las 7.296 solicitudes de ayuda recibidas. El resto de los fondos misionales (15,3%) se dedicó a labores de sensibilización, proclamación de la fe y defensa de los cristianos perseguidos.

En cuanto a la estructura de gastos, el 5,8% se empleó en costes administrativos y el 12,7% en campañas de comunicación y recaudación de fondos.

Una red de caridad que trasciende fronteras

Desde la Fundación han querido agradecer de forma especial a los benefactores fallecidos que, mediante sus legados solidarios, siguen contribuyendo a estrechar el lazo entre “la Iglesia que sufre y el resto de la Iglesia universal”. “Ese puente de ayuda mutua se vuelve cada año más amplio, más sólido y más fraterno”, destaca el comunicado.

La Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada, con presencia en 23 oficinas nacionales, reafirma así su compromiso con las comunidades cristianas más vulnerables del planeta, reforzando su papel como instrumento de comunión y esperanza para millones de personas.