La Iglesia implementa un servicio integral para proteger a menores víctimas

Las Oficinas de Protección de Menores de la Iglesia han implementado un servicio integral que acoge, acompaña y deriva a menores víctimas de abusos, asegurando un entorno seguro y atención especializada.

Las Oficinas de Protección de Menores de la Iglesia han establecido un servicio integral basado en tres pilares fundamentales: acoger, acompañar y derivar. Este enfoque busca proporcionar un entorno seguro y empático para las víctimas de abusos, asegurando que sus necesidades sean atendidas con compasión y responsabilidad.

La Iglesia se compromete a acoger a las víctimas con compasión, ofreciendo un espacio donde puedan ser escuchadas sin juicios. La creación de un entorno seguro y confidencial es esencial para que las personas afectadas se sientan cómodas al compartir sus experiencias. Además, se enfatiza la importancia de una comunicación empática y respetuosa, evitando cualquier forma de revictimización.

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El proceso de acompañamiento es crucial para la recuperación de las víctimas. Inspirado en la figura del Buen Samaritano, este paso implica brindar apoyo constante y adaptado a las necesidades individuales. El objetivo es ofrecer una presencia continua que ayude a superar el trauma, proporcionando orientación y recursos específicos para cada caso.

El acto de derivar a las víctimas a servicios especializados refleja un compromiso con su bienestar integral. La derivación se realiza con responsabilidad, asegurando que reciban atención experta en áreas médicas, psicológicas y legales. Este proceso incluye la coordinación con entidades externas y un seguimiento continuo para evaluar el progreso y realizar ajustes necesarios.

Este enfoque integral subraya el compromiso de la Iglesia con la justicia y la misericordia, buscando reflejar el verdadero rostro de Cristo en su respuesta a las víctimas.