El Jueves Santo inicia el Triduo Pascual con la conmemoración de la Última Cena

El Jueves Santo se celebra en iglesias de todo el mundo, marcando el inicio del Triduo Pascual y conmemorando la Última Cena de Jesús con sus apóstoles. Este evento clave en el calendario litúrgico cristiano destaca por su rica simbología y la participación activa de la comunidad local.
La Misa vespertina del Jueves Santo es un momento de profunda reflexión y adoración, donde se rememoran tres aspectos fundamentales de la fe cristiana: la institución de la Eucaristía, el orden sacerdotal y el mandamiento de la caridad fraterna. Durante la ceremonia, es común que todos los presbíteros concelebren, incluso aquellos que participaron en la Misa Crismal, reforzando así la unidad y comunión eclesial.
Uno de los ritos más emblemáticos de esta jornada es el lavatorio de los pies, realizado a personas previamente designadas, que evoca el servicio y amor de Cristo, quien vino al mundo a servir y no a ser servido. Este acto se acompaña de la reserva del Santísimo Sacramento, que se presenta de manera decorada pero sobria, fomentando la oración y meditación entre los fieles.
Tras la Misa, los asistentes son invitados a participar en una adoración prolongada del Santísimo Sacramento. Durante este tiempo, es habitual la lectura de fragmentos del Evangelio de san Juan, especialmente los capítulos del 13 al 17, que profundizan en los mensajes y enseñanzas de Jesús durante la Última Cena. La adoración continúa hasta después de la medianoche, momento en que comienza el día de la Pasión del Señor, realizándose sin solemnidad.
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