Satanás desata su furia en Tierra Santa, denuncia el cardenal Pizzaballa
Satanás desata su furia en Tierra Santa, denuncia el cardenal Pizzaballa

El cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, denunció este 15 de agosto la presencia persistente del mal en Tierra Santa, advirtiendo que Satanás continúa manifestándose especialmente donde vivió Jesucristo. Lo hizo durante la homilía de la solemnidad de la Asunción, celebrada en el monasterio benedictino de Abu Gosh, en Israel, en medio de la escalada bélica que asola Gaza. El purpurado alertó de que la violencia no cesará con el fin del conflicto, pues quedará el deseo de venganza. Frente a ello, afirmó que la Iglesia ha de ser “semilla de vida” y signo de la victoria del amor de Dios sobre el dragón del Apocalipsis.

Desde el monasterio de Abu Gosh, el patriarca latino de Jerusalén lamentó que, aunque se alcance un alto el fuego, el dolor y las hostilidades no desaparecerán debido a las heridas profundas y al resentimiento acumulado. “Tendremos que lidiar con las consecuencias de esta guerra en las vidas de las personas durante mucho tiempo”, advirtió en su homilía.

En su reflexión litúrgica, el cardenal vinculó la situación actual con el pasaje del Libro del Apocalipsis que describe al dragón de siete cabezas y diez diademas como figura del demonio. “Parece claro que el dragón, Satanás, nunca dejará de afirmarse y de enfurecerse en el mundo, especialmente contra aquellos que guardan los mandamientos de Dios y dan testimonio de Jesús”, sostuvo.

El purpurado recordó que la Tierra Santa es el lugar donde la Virgen María aceptó la voluntad divina y donde el Señor venció al pecado con su resurrección. Sin embargo, advirtió de que esta misma tierra es objeto del odio infernal por encarnar el designio salvífico de Dios. “El poder del mal continuará presente en la vida del mundo y en nuestras propias vidas”, afirmó, precisando que ello no implica resignación, pues “hay alguien ante quien el mal es impotente”.

“El poder del dragón no puede prevalecer ante un nacimiento, una madre que da a luz, que genera vida”, proclamó. Frente al poder destructivo del mal, el cardenal señaló que la Iglesia ha de actuar como “semilla de vida”, como presencia fecunda que el dragón no puede vencer. Aunque el mal se exprese con violencia, los cristianos han de sostenerse en la esperanza, sabiendo que el dragón será finalmente derrotado.

Al concluir su homilía, el patriarca exhortó a los fieles a salir de la mesa eucarística con la certeza de la victoria pascual: “Por mucho que nuestra vida pueda ser trastornada por los dramáticos acontecimientos de hoy, es, sin embargo, el lugar donde el dragón no prevalecerá, pues es una vida bañada en la sangre del Cordero, en el amor infinito de Dios”.

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