La posibilidad de que el Papa León XIV realice una visita apostólica a la Península Ibérica en julio de 2027 ha comenzado a sonar con fuerza en medios lusos, aunque por ahora no hay confirmación oficial por parte del Vaticano.
Según ha informado el diario portugués Correio da Manhã, la Secretaría de Estado de la Santa Sede estaría preparando discretamente una gira que incluiría España y Portugal, con actos de alto simbolismo en ambos países.
De acuerdo con esta información, se habrían intercambiado ya mensajes preliminares entre los cuerpos diplomáticos de la Santa Sede, España y Portugal. El calendario previsto contemplaría dos paradas claves: el sábado 24 de julio en el Santuario de Fátima, coincidiendo con el 110º aniversario de las apariciones marianas en Cova da Iria (aunque fuera de la gran peregrinación oficial), y el domingo 25 en Santiago de Compostela, donde presidiría los actos del Año Santo Jacobeo en la festividad del Apóstol.
Si bien se trata todavía de un rumor no confirmado, la posibilidad ha cobrado fuerza tras las declaraciones del embajador portugués saliente ante la Santa Sede, Domingos Fezas Vital, quien fue recibido por el Papa poco después de cesar en su cargo. En una entrevista a la agencia Ecclesia, Fezas Vital aseguró: “Me dijo una cosa que registro, que fue su deseo de poder visitar Portugal lo antes posible. Eso era todo lo que quería oír”.
Este posible viaje tendría, además, una fuerte carga emocional para León XIV. El Papa Robert Prevost, de origen estadounidense, mantiene una profunda devoción mariana y meses antes de su elección ya había aceptado una invitación para presidir la peregrinación del 13 de octubre en Fátima. Su elección al papado el pasado 8 de mayo impidió que cumpliera ese compromiso, por lo que esta futura visita se presentaría como una forma de cumplir aquel deseo frustrado.
La eventual presencia del nuevo pontífice en territorio español también se interpretaría como un gesto de afecto y cercanía hacia un país que, sin embargo, no recibió la visita de su predecesor Francisco, el primer Papa en décadas que no ha pisado suelo español.
León XIV, en cambio, conoce bien España, tras sus contínuas visitas años atrás como superior de los agustinos, cargo en el que tuvo un estrecho contacto con comunidades religiosas de nuestro país. En ese sentido, su viaje podría leerse también como un reconocimiento al papel entusiasta y masivo que los fieles españoles desempeñan en los grandes eventos eclesiales, como sucedió con la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa o, más recientemente, el Jubileo de los Jóvenes en Roma.
Si se confirma, será la octava visita papal a España en 75 años (Juan Pablo II estuvo en cinco ocasiones y Benedicto XVI en dos), y una oportunidad para renovar los lazos entre la Iglesia y un país históricamente protagonista en la vida católica global.
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