Pocher señala el bloqueo cultural que impide ordenar a las mujeres en la Iglesia
En este texto publicado ayer en acnmex.com se abordan las recientes reflexiones de la religiosa italiana Linda Pocher sobre la ordenación de mujeres en la Iglesia Católica y el trasfondo cultural que, a su juicio, condiciona este debate dentro de la institución.
La religiosa italiana Linda Pocher, monja feminista y antigua asesora del fallecido Papa Francisco, ha reavivado el debate sobre la ordenación de mujeres en la Iglesia Católica al calificar el nuevo aplazamiento de una decisión al respecto como un problema de carácter «cultural». En una entrevista concedida al diario italiano «La Repubblica», recogida por cónclave, Domradio y la Agencia Católica de Noticias, Pocher sostiene que la negativa a ordenar mujeres se ha convertido en el «último bastión» de la desigualdad de género dentro de la institución eclesial.
Según la monja, «mientras haya algo que las mujeres no puedan hacer, se preservará la singularidad masculina». A su juicio, la resistencia a la ordenación femenina no responde a argumentos teológicos sólidos, sino a la voluntad de mantener estructuras de poder tradicionalmente masculinas. Pocher interpreta esta situación como una confrontación entre hombres y mujeres en el seno de la Iglesia, y considera que los varones se han apropiado de los puestos de responsabilidad, por lo que las mujeres deberían poder compartir esas estructuras.
Ayúdanos a mantener vivo este proyecto: DONALas declaraciones de Pocher se producen tras la presentación, el jueves anterior, del informe final de la comisión de estudio sobre el diaconado femenino, creada por el papa Francisco. El documento concluye que la cuestión de la ordenación diaconal de mujeres permanece «abierta a una mayor exploración teológica y pastoral» y señala que la decisión definitiva corresponde al Magisterio, aludiendo al actual papa León XIV. El informe incluye además los resultados de las votaciones internas sobre diversas tesis doctrinales relacionadas con este tema.
Pocher destaca como especialmente relevante la transparencia de la comisión al publicar íntegramente el resultado de esas votaciones. Según explica, la tesis dogmática que sostiene que solo los hombres pueden ser ordenados en la Iglesia Católica por el hecho de que Jesucristo era varón «no obtuvo la mayoría». «La votación fue de cinco a cinco», subraya la religiosa, que interpreta este empate como un signo de división y de falta de consenso teológico en torno a ese argumento tradicional.
La monja afirma no encontrar «ninguna razón teológica convincente» para mantener la exclusión de las mujeres del sacramento del orden, posición que contrasta con la doctrina reafirmada por el papa Juan Pablo II (1978-2005) sobre la imposibilidad de ordenar mujeres sacerdotes. Para ilustrar su postura, Pocher recurre a una comparación: «Jesús también era judío; ¿debe ser judío también quien lo representa?», plantea, cuestionando que el sexo de Cristo pueda considerarse un criterio determinante para el acceso al ministerio ordenado.
En la misma línea, Pocher sostiene que «estos argumentos surgen cuando las mujeres reclaman puestos que normalmente están reservados para los hombres», en referencia a las justificaciones que se esgrimen para mantener la actual disciplina eclesiástica. La religiosa interpreta estas reacciones como una forma de preservar privilegios masculinos frente a las demandas de participación plena de las mujeres en la vida y el gobierno de la Iglesia.
Pese al nuevo retraso en la toma de una decisión sobre las diaconisas, Pocher no considera que el informe de la comisión cierre definitivamente el debate. «En mi opinión, no es ni un avance ni un retroceso, pero hay más claridad sobre lo que está en juego», concluye la monja. El caso de Linda Pocher se enmarca en un contexto más amplio de discusiones sobre el llamado «sinodalismo» y sobre el papel de las consultas y votaciones en la definición de cuestiones doctrinales y pastorales en la Iglesia católica.
Fuente: Asesora feminista de Francisco insiste en «desmasculinizar» a la Iglesia
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