Durante el Jubileo de las “équipas sinodales”, celebrado en Roma del 24 al 26 de octubre, el Papa León XIV evitó toda referencia a la Asamblea Eclesial Mundial prevista para 2028, un proyecto convocado por su predecesor y ahora ausente del horizonte Vaticano.
El Giubileo de las “équipas sinodales” concluyó en el Vaticano dejando más preguntas que respuestas. A lo largo de las celebraciones, el Papa León XIV no hizo ninguna mención a la Asamblea Eclesial Mundial de 2028, anunciada en su día por el papa Francisco cuando aún se encontraba hospitalizado. Este encuentro debía servir como culminación del proceso sinodal 2021–2025, pero su rastro ha desaparecido tanto del calendario oficial como del discurso pontificio.
La nota final del evento únicamente indicó que la Secretaría General del Sínodo “elaborará una propuesta operativa que mantenga el foco en la sinodalidad y los objetivos del camino hacia 2028”. Sin embargo, no se ofrecieron precisiones sobre la estructura, el desarrollo o el propósito concreto de la futura Asamblea.
Según fuentes vaticanas, el silencio del Papa se interpreta como una muestra de prudencia o de distancia respecto a una convocatoria que algunos en la Curia y en diversas diócesis consideran excesivamente difusa, percibida incluso como una prolongación burocrática del proceso sinodal anterior.
El cardenal Mario Grech, secretario del Sínodo de los Obispos, aclaró que la Asamblea prevista “no será un nuevo Sínodo, sino una fase conclusiva” del itinerario iniciado en 2021, en la que “toda la Iglesia recogerá los frutos de la experiencia sinodal vivida”.
Pese a estas explicaciones, persiste la confusión terminológica entre “asamblea eclesial” y “asamblea sinodal”, y muchas Iglesias locales no parecen haber asumido aún la preparación del proceso. En este contexto, el rumbo del proyecto permanece incierto.
Durante la misa de clausura celebrada el 26 de octubre, el Pontífice exhortó a una “Iglesia humilde y servidora, no triunfante ni ensimismada”, pero evitó cualquier referencia al encuentro de 2028. En los círculos eclesiales, este silencio se ha interpretado como un gesto deliberado de reposicionamiento, con el que León XIV marcaría distancia respecto a la metodología sinodal expansiva impulsada por Francisco.
Por ahora, la gran cita eclesial de 2028 continúa en suspenso, a la espera de una decisión papal que determine su carácter definitivo y la implicación que tendrá el actual Pontífice en su desarrollo.
