Más textos sensuales salen a la luz escritos por el máximo responsable de la fe, el cardenal Tucho

Más textos sensuales salen a la luz escritos por el máximo responsable de la fe, el cardenal Tucho

La reciente reactivación en redes de un librito publicado en 1989 por el cardenal Víctor Manuel Fernández, actual prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, ha suscitado preguntas sobre el lenguaje utilizado entonces por el purpurado. La obra, concebida como guía de sanación interior, contiene pasajes de tono sensual y poemas de fuerte carga erótico-afectiva que vuelven a ser comentados dos décadas después.

La difusión del texto de Víctor Manuel Fernández, titulado ¿Por qué no termino de sanarme?, ha sorprendido por la presencia de descripciones corporales que contrastan con su finalidad pastoral. En el capítulo «Cuando la sensualidad me empaña» expone cómo determinadas prendas realzan el atractivo físico, señalando: «Se acentúa la sensualidad de los hombros y los brazos bronceados usando una camiseta […] Un cuello desnudo es más sensual colocándole una cadenita». También compara gustos cambiantes —manos «finas, blancas y delicadas» frente a otras «carnosas y calientes»— y advierte que seguir esas variaciones puede convertir a una persona en «un depravado» que utiliza y desecha a los demás.

Otro de los pasajes que causa perplejidad entre los fieles procede de la sección «Amor sin rumbo», donde Fernández introduce un breve poema centrado en la oscilación afectiva y la intensidad del deseo. En él escribe: «Desear con toda el alma y descubrir de golpe que ya no quiero tanto, que ya no puedo soportar el peso de una pasión inmensa, ese riesgo infinito, ese salto mortal, el juego peligroso que comienza en tus labios y después quién sabe…». La imagen de un afecto que se enciende y decae ha sido interpretada como un ejemplo del tono introspectivo que caracteriza este librito de apenas 33 páginas.

El fragmento que ha circulado con mayor amplitud es el poema «Beso», donde Fernández recurre a un lenguaje sugerente para describir la expresión afectiva que se proyecta en la boca. Incluye versos como «Tu boca canta sin usar las palabras […] Deja que hable tu boca, liberando confiada el cielo de sus bordes, aflojando su carne y sonriendo mi nombre». La referencia a «aflojando su carne» y a labios «que invitan cuando se abren» ha generado especial atención entre quienes han comentado recientemente el texto en redes sociales.

Fuentes próximas al autor recuerdan que se trata de una obra breve de su etapa inicial, redactada cuando Fernández se encontraba en los primeros años de su labor teológica. Señalan, además, que el propio cardenal ha admitido en otras ocasiones que hoy no formularía algunos pasajes con el mismo estilo que en los años noventa y comienzos de los dos mil, lo que enmarca estas descripciones en su evolución literaria personal. No obstante el propio cardenal advirtió al Papa Francisco de esas obras de juventud antes de que lo eligiera como prefecto de la Fe, a lo que Francisco le quitó importancia.

El resto del volumen mantiene un planteamiento espiritual clásico, centrado en el perdón, la aceptación de los límites y la búsqueda de la sanación interior. No obstante, la reaparición del texto ha suscitado comentarios sobre el contraste entre esos contenidos y las imágenes sensoriales incluidas en ciertos capítulos. Hasta el momento, ni el Dicasterio para la Doctrina de la Fe ni Fernández han realizado declaraciones acerca de esta nueva difusión pública de la obra.

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