El Papa León XIV ha exhortado a los seminaristas a considerar el celibato como un don y a mantenerse vigilantes ante las distracciones digitales.
En un mensaje dirigido al seminario de Trujillo, en Perú, con motivo de su 400 aniversario, el Papa León XIV ha enfatizado que el sacerdocio no debe ser visto como una vía de escape del mundo. El Santo Padre, quien en el pasado enseñó en dicho seminario, ha subrayado que el celibato debe ser considerado un don, y ha advertido a los jóvenes que se preparan para el sacerdocio sobre las "distracciones digitales".
El Papa León XIV ha escrito: "Antes que cualquier otra cosa, es necesario dejar que el Señor aclare nuestras motivaciones y purifique nuestras intenciones", animando a no considerar el sacerdocio "una salida fácil a los problemas personales. No es una fuga de lo que no se quiere enfrentar, ni un refugio de dificultades emocionales, familiares o sociales; tampoco es una promoción o salvaguardia, sino un don total de la propia existencia".
Además, el Papa León XIV ha señalado que "quien busca el sacerdocio por motivos fútiles tiene un fundamento equivocado y construye sobre la arena". La Iglesia necesita seminaristas con un corazón puro, que busquen a Cristo sin doblez y no se dejen atrapar por el egoísmo o la vanidad.
El Santo Padre ha destacado la importancia de la "paternidad sacerdotal", que se manifiesta en actitudes de donación: el celibato como amor indiviso por Cristo y su Iglesia, la obediencia como confianza en la voluntad de Dios, la pobreza evangélica como disponibilidad hacia todos, y la misericordia y la fortaleza que acompañan las heridas y sostienen en el sufrimiento. "No existe una paternidad a medias, ni un sacerdocio a medias", ha advertido.
Por último, el Papa León XIV ha exhortado a los candidatos al sacerdocio a huir de la mediocridad, enfrentando peligros concretos como la mundanidad que disuelve la visión sobrenatural de la realidad, el activismo que agota, la distracción digital que priva de interioridad, las ideologías que alejan del Evangelio y, no menos grave, la soledad de quienes intentan vivir sin el presbiterio y sin su obispo. "Un sacerdote aislado es vulnerable. La fraternidad y la comunión sacerdotal son intrínsecas a la vocación. La Iglesia necesita pastores santos que se entreguen juntos, no funcionarios solitarios; solo así pueden ser testigos creíbles de la comunión que predican", ha concluido el Pontífice.
