El valiente sacerdote almeriense Páter Góngora ha vuelto a alzar la voz desde sus redes sociales, en esta ocasión para denunciar con firmeza el nuevo intento de profanación del Valle de los Caídos, bajo el amparo de un “concurso de ideas” promovido por el Gobierno de España y con la inquietante participación institucional de la Archidiócesis de Madrid.
Según revela el propio Góngora en sus redes sociales, a través del portal de contratación del Estado, el Delegado Episcopal de Liturgia de la Archidiócesis de Madrid, P. Daniel Escobar Portillo, ha sido incluido como uno de los diez miembros del jurado encargado de seleccionar la propuesta ganadora para la “resignificación” del conjunto monumental, lo que ha despertado una oleada de preocupación entre fieles y defensores del patrimonio sacro.
“El Gobierno toma la iniciativa sin contar con la Iglesia y con la clarísima intención, expresada literalmente en los pliegos, de profanar y violentar la sacralidad de una Basílica Pontificia”, denuncia con contundencia el sacerdote.
El Páter Góngora recuerda que en abril pasado la Conferencia Episcopal Española ya manifestó públicamente que la Iglesia no era promotora de estas actividades impulsadas desde el Ejecutivo, y que simplemente buscaba salvaguardar los acuerdos vigentes. Si bien el comunicado indicaba que habría un representante eclesial que velaría por el respeto a las normas litúrgicas, Góngora considera que esa garantía ha quedado vacía de contenido, reducida ahora a una mera presencia en un jurado dentro de un proceso plagado de “irregularidades técnicas y jurídicas”.
Para el sacerdote almeriense, lo que está en juego no es solo el destino de un conjunto arquitectónico, sino la defensa de la sacralidad, la historia y la memoria cristiana. En su mensaje, lanza una advertencia directa: “Esperemos que todo esto quede en la enésima y fallida artimaña anticatólica de un Gobierno socialista cercado por la corrupción”.
Asimismo, reclama al Cardenal José Cobo y al resto de actores eclesiales implicados a estar a la altura y “defender debidamente a la Iglesia de estos sepulcros blanqueados”. El sacerdote concluye con una reflexión teológica: el Valle de los Caídos, con su Santa Cruz, es un signo de reconciliación y victoria frente al mal que engendra el pecado.
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