La Archidiócesis de Burgos ha lanzado un proyecto de acogida en familias y comunidades religiosas, beneficiando a 22 personas desde abril de 2024, en el contexto de la Jornada Mundial de las Migraciones.
Ibrahima Diouf es un joven que partió de Senegal a los 16 años con el sueño de convertirse en panadero. Tras un arduo viaje en cayuco junto a su hermana y más de 300 personas, llegó a Tenerife en 2023. Durante el trayecto, se alimentaron de leche y galletas. A su llegada, fue acogido en un centro de menores donde recibió asilo y cuidados básicos. Posteriormente, se trasladó a la península, pasando por Almería y finalmente llegando a Burgos, donde reside en la Casa de Acogida San Vicente de Paúl, gestionada por las Hijas de la Caridad.
En Burgos, Ibrahima estudia 3º de la ESO en un centro de adultos, con la esperanza de trabajar como cocinero o panadero para ayudar a su familia. Es uno de los 39.030 extranjeros empadronados en la provincia, donde la población migrante es mayoritariamente europea y latinoamericana. La Iglesia, en el marco de la 111ª Jornada Mundial de las Migraciones y el Jubileo de los Migrantes y Misioneros, busca destacar la importancia de estos "misioneros de esperanza".
Hilda Vizarro, delegada diocesana de la Pastoral para las Migraciones, destaca que los migrantes sostienen la población burgalesa, enfrentándose a dificultades como el acceso al trabajo debido a la falta de tarjeta de residencia. La archidiócesis ha implementado un proyecto de acogida en familias y comunidades religiosas, beneficiando a 22 personas desde abril de 2024. Carlos Gutiérrez, voluntario del programa, resalta la satisfacción de ayudar a los migrantes, quienes enriquecen a las comunidades con su cultura y forma de vida.