El obispo de Sant Feliu escribe una carta pública a Rosalía
El obispo de Sant Feliu de Llobregat, Xabier Gómez García, ha dirigido una carta abierta a la cantante Rosalía en la que reflexiona sobre el sentido espiritual del arte y la búsqueda interior de la artista. El texto, publicado el 9 de noviembre de 2025 en el Full Dominical diocesano, adopta la forma de una misiva personal cargada de tono pastoral y meditativo.
«Estamos tan lejos… Te escribo desde esta portada como quien lanza al mar un mensaje dentro de una botella; quién sabe si te podrá llegar», comienza el obispo en una carta donde expresa su deseo de comprender a la intérprete catalana y su universo creativo. Reconoce la fuerza hipnótica y ecléctica de su arte, que describe como «performativo», pero también lleno de preguntas sobre el sentido de la existencia.
El prelado relaciona la inquietud espiritual de la artista con la búsqueda de sentido presente en la película Andrei Rublev de Tarkovsky, evocando al pintor ruso que, «en medio de la oscuridad y la violencia, busca la luz, la belleza y la fe». De forma paralela, el obispo observa en Rosalía una travesía interior que podría asemejarse a un «peregrinaje hacia lo que trasciende», aunque advierte que sin «soltar amarras» será difícil alcanzar el puerto anhelado.
Ayúdanos a mantener vivo este proyecto: DONAEn otro pasaje, el obispo Xabier subraya la profundidad humana que percibe en las letras de la cantante: «Tus letras me desconciertan, pero también me abren a la posibilidad de un diálogo sobre la complejidad de la experiencia humana». Destaca su comprensión del amor como «una fuerza que puede ser dolorosa, liberadora, incluso divina», y valora el modo en que su arte combina vulnerabilidad y fortaleza, deseo y fe.
La carta concluye con una reflexión sobre el silencio y la paz interior: «Hay silencios que hablan más que mil canciones. Me pregunto si, cuando todo se calla, encuentras paz o solo más ruido. Quizás la respuesta no está fuera, sino dentro de ti». El obispo firma el texto con su nombre y título episcopal, cerrando así una de las intervenciones más personales y simbólicas de su magisterio reciente.
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