Un grupo de jóvenes cristianos organizó una manifestación en París para denunciar la persecución de los cristianos en Francia y en el mundo, tras el asesinato de Ashur Sarnaya.
El pasado domingo 28 de septiembre, la plaza de la Nation en París fue el escenario de una manifestación sin precedentes, convocada para llamar la atención sobre la creciente cristianofobia en Francia y en el mundo. Este evento pacífico fue organizado por un colectivo de jóvenes cristianos de diversas confesiones —católicos, protestantes y ortodoxos— como respuesta al trágico asesinato de Ashur Sarnaya, un cristiano iraquí discapacitado, apuñalado en Lyon el 10 de septiembre. La manifestación, que reunió a unas 1.500 personas según los organizadores, fue respaldada por el Centro Europeo para el Derecho y la Justicia (ECLJ) y se mantuvo apolítica e inclusiva, invitando a personas de todas las convicciones a unirse en defensa de la libertad de creencia y expresión.
Antonio, uno de los organizadores del evento y creador de contenidos cristianos de confesión copta ortodoxa, explicó a Aleteia que el objetivo era establecer un paralelismo entre las persecuciones de cristianos en el extranjero y el asesinato de Ashur Sarnaya, sugiriendo que "lo que ocurre en el extranjero ahora sucede en Francia". La manifestación, organizada en tan solo dos semanas, logró resonancia tanto en Francia como en otros países. Barthelemy, un joven de 26 años que viajó desde Suiza para participar, declaró: "Era importante para mí hacer oír la voz de los cristianos respecto a las persecuciones en el mundo y afirmar un poco más nuestra identidad, ya que a menudo somos olvidados".
Los manifestantes, portando cruces y banderas de Francia, Líbano e Irak, así como pancartas con mensajes como "On tue des chrétiens, le monde se tait" y "pray for Yémen", se congregaron en un ambiente de calma y recogimiento. Tras un "Padre Nuestro" y varios cánticos, varios oradores tomaron el micrófono para denunciar la persecución que sufren 380 millones de cristianos en 72 países. Constant, otro de los organizadores, subrayó que "esta persecución también llega a Europa" y lamentó que "no se hable de este tema".
La marcha partió hacia la plaza de la Bastilla, siguiendo una camioneta adornada con un retrato de Jesús y una pancarta que decía "stop persécutions des chrétiens". Fue un acto evangelizador que recibió incluso aplausos de los transeúntes. Personas de diversas religiones, incluidos musulmanes, judíos y ateos, se unieron a la marcha conmovidos por el asesinato en Lyon. Barthelemy describió el evento como "un momento fuerte y conmovedor, un hermoso mensaje de esperanza para la Iglesia y el mundo".
El éxito de esta primera manifestación ha inspirado otras acciones similares, como la que tuvo lugar en Guingamp (Côtes d’Armor), donde una estatua de la Virgen fue incendiada en la basílica Notre Dame-de-Bon-secours. Los organizadores esperan repetir el evento. Antonio concluyó: "Deseamos que la comunidad cristiana esté cada vez más unida a través de acciones como esta para dar esperanza a todos los cristianos".