Las iglesias católica y greco-ortodoxa de Gaza han decidido no evacuar a los refugiados palestinos que albergan, desafiando las órdenes de desalojo del ejército israelí y las amenazas de bombardeo.

Las comunidades religiosas de Gaza, específicamente las iglesias católica y greco-ortodoxa, han adoptado una postura firme al negarse a evacuar a los cientos de refugiados palestinos que han encontrado refugio en sus instalaciones. Esta decisión se mantiene a pesar de las órdenes de desalojo emitidas por el ejército israelí y las amenazas de bombardeos inminentes. Un responsable de la iglesia greco-ortodoxa de San Porfirio en Gaza expresó con contundencia: «Partir de aquí equivaldría a una muerte cierta, nos quedaremos». Esta iglesia ha sido señalada por un mandato de evacuación inmediata, en el marco del plan de ocupación total de la ciudad, impulsado por el primer ministro Benyamin Netanyahu.

El plan, que fue aprobado por el gabinete de seguridad israelí durante la noche del 7 al 8 de agosto de 2025, tiene como objetivo tomar el control de Gaza, una ciudad que alberga a un millón de personas, en su mayoría refugiados que han huido de los combates y bombardeos. Estos refugiados se ven nuevamente obligados a abandonar sus hogares para instalarse en campamentos improvisados en el sur de esta empobrecida franja.

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Las declaraciones de los líderes religiosos de Gaza se suman a un coro de voces que denuncian la situación crítica en la región. Los patriarcas de Jerusalén han lanzado un grito de alarma, afirmando que abandonar Gaza sería una condena a muerte para muchos de sus habitantes. En un contexto donde la violencia y la inseguridad son constantes, las iglesias se han convertido en un santuario para aquellos que buscan protección y esperanza en medio del conflicto.