La diócesis de Barbastro propone un "desprendimiento generoso"... con condiciones: pide a Roma que el Opus Dei le devuelva la pila bautismal y la imagen original de Torreciudad

La diócesis de Barbastro propone un "desprendimiento generoso"... con condiciones: pide a Roma que el Opus Dei le devuelva la pila bautismal y la imagen original de Torreciudad

La diócesis de Barbastro-Monzón, actualmente presidida por el obispo Ángel Pérez Pueyo, ha emitido un comunicado que —bajo la apariencia de una propuesta conciliadora y generosa hacia la Prelatura del Opus Dei— incluye demandas patrimoniales y simbólicas de gran calado. Entre ellas, destaca la pretensión de recuperar la pila bautismal trasladada a la sede del Opus Dei en Roma y la imagen original de la Virgen de Torreciudad, actualmente en el santuario gestionado por dicha prelatura.

Propuesta de Torreciudad como santuario internacional

La propuesta parte de una base aparentemente generosa: que Torreciudad pase a ser erigido como Santuario Internacional bajo dependencia directa de la Santa Sede, desligándose así completamente de la jurisdicción diocesana. Este acontecimientos supondría un cambio evidente en el relato que ha mantenido Pérez Pueyo en estos años. El obispo operario ha pasado de nombrar unilateralmente al rector del santuario a querer desprenderse y desentenderse totalmente del lugar.

Se cedería al Opus Dei la designación libre del rector del nuevo santuario, su independencia económica y total autonomía contable. A cambio, la diócesis renunciaría a cualquier tipo de beneficio económico, responsabilidad jurídica o patrimonial en relación con el complejo de Torreciudad, así como con las fundaciones y sociedades que lo sostienen.

Un gesto de desprendimiento… con "derecho de reversión"

Sin embargo, lo que se presenta como una generosa entrega a Roma del complejo, esconde una estrategia patrimonial que evidencia contradicciones. El mismo comunicado reclama la restitución de dos piezas clave:

La imagen original de la Virgen de Torreciudad, actualmente en el santuario, para devolverla a la antigua ermita, alegando una devoción milenaria y protección histórica por parte del pueblo diocesano. A cambio, el nuevo santuario internacional contaría con una "copia fiel". La diócesis no aclara en el comunicado si se harán ellos cargos de los costes que implica esta operación.

La pila bautismal de la catedral de Barbastro, trasladada a la sede del Opus Dei en Roma, donde San Josemaría Escrivá recibió el bautismo. Se exige su retorno a la capilla del Pantocrátor de la catedral, como acto de justicia histórica y medio para que los fieles diocesanos "puedan seguir bautizando allí a sus hijos como lo hicieron los padres de San Josemaría".

Ambos elementos —más que simples objetos litúrgicos— son símbolos de un poder espiritual, histórico y emocional, y su recuperación parece formar parte de una maniobra para reforzar el relato diocesano sobre los orígenes y el legado de Escrivá en Barbastro.

¿Un gesto de comunión o una operación de imagen?

El comunicado se reviste de un tono piadoso, invocando el mandato papal de preservar la comunión eclesial, la sangre de los mártires y el legado de San Josemaría. Incluso afirma que la diócesis "no reclama, sino que ofrece", y que "no impone, sino que propone con amor". Sin embargo, la solicitud de que el Opus Dei devuelva bienes como la pila bautismal y la Virgen de Torreciudad contradice ese espíritu de entrega desinteresada.

Se plantea como un acto de justicia simbólica, pero resulta evidente que lo que está en juego es mucho más: el relato sobre el origen del carisma de Escrivá, su vinculación con Barbastro, y el control del relato espiritual y cultural en torno a uno de los complejos marianos más emblemáticos de España.

Implicaciones para la Ruta de San Josemaría

La propuesta se enmarca también dentro de un intento de relanzar la llamada "Ruta de San Josemaría", que la diócesis quiere vertebrar en torno a la Casa de San Josemaría, la Catedral de Barbastro, la ermita original de Torreciudad y otros espacios significativos. Pero ¿puede haber una "ruta" diocesana de un santo sin el consenso real de la institución que ha custodiado y promovido su legado espiritual global: el Opus Dei?

El documento deja entrever una pugna por los significantes: si la Prelatura aspira a un santuario internacional orientado al peregrino global, la diócesis intenta anclar ese itinerario a una narrativa más local y territorial, reivindicando los espacios donde se gestó —al menos físicamente— la figura del fundador del Opus Dei.

En definitiva, la diócesis de Barbastro-Monzón plantea un acuerdo que no es inocente ni estrictamente espiritual. Si bien ofrece renunciar a lo material —la gestión, los beneficios, la auditoría—, busca retener lo simbólico: las reliquias del origen, las imágenes de devoción y los recuerdos que forjan la narrativa fundacional. En ese intercambio, el mayor beneficiado no es tanto Roma ni la comunión eclesial, sino el relato histórico que la diócesis quiere proteger, controlar y —quizá— reescribir.

Comunicado del Opus Dei

Tras publicar la diócesis de Barbastro-Monzón el comunicado, la prelatura del Opus Dei ha respondido con un breve escrito en donde recuerda que "como es conocido, el 9 de octubre de 2024 la Santa Sede nombró a Alejandro Arellano comisario pontificio plenipotenciario para estudiar esta cuestión. A lo largo de estos meses nos hemos puesto a su total disposición para todo lo que ha requerido y estamos a la espera de su resolución".

De las palabras del comunicado de la Obra se palpa cierta estupefacción por esta última nueva jugada del obispo Ángel Pérez Pueyo. Desde hace casi un año, la decisión está en manos del Comisario plenipotenciario por lo que esta propuesta de acuerdo aireada públicamente por el obispado del Alto Aragón a estas alturas hace sospechar que la decisión que tiene previsto tomar Arellano Cedino no era muy favorable para los intereses del obispo.

 

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