Un ataque perpetrado por un tanque israelí contra la Iglesia de la Sagrada Familia en Gaza ha dejado al menos dos muertos, varios heridos graves y graves daños materiales en el conjunto del recinto religioso.
La iglesia, que durante veinte meses ha servido de refugio espiritual y humanitario para cientos de personas en medio del conflicto, fue blanco directo del bombardeo, según testigos y responsables eclesiásticos locales.
Ante estos hechos, el cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales, emitió una declaración pública en la que expresó su total repudio al ataque: “Condeno este atroz ataque a la Iglesia de la Sagrada Familia en Gaza, rezo por los muertos y los heridos y me solidarizo con el padre Gabriel Romanelli y las personas que se refugian en el recinto, tanto cristianos como musulmanes.”
El purpurado británico destacó que la Iglesia ha sido durante casi dos años un bastión de esperanza y protección, ofreciendo alimentos, cobijo y consuelo espiritual a la población civil atrapada en la guerra. El cardenal también se sumó al llamado del Papa León XIII por un alto el fuego inmediato y el regreso de los rehenes, haciendo un llamamiento a los fieles: “Los animo, en sus hogares y parroquias, a orar por la paz y el fin de esta guerra.”
El ataque ha generado una fuerte oleada de condenas por parte de organizaciones humanitarias, comunidades religiosas y defensores de los derechos humanos, quienes subrayan la urgencia de proteger los espacios religiosos y civiles en las zonas de conflicto, independientemente de la afiliación de quienes se refugian en ellos
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