En los últimos nueve años, cerca de 100.000 canadienses han sido sometidos a eutanasia, reflejando un preocupante incremento en esta práctica en la provincia de Quebec.
La provincia de Quebec se ha consolidado como líder mundial en la aplicación de la eutanasia legalizada, con un alarmante 7,9 % de las defunciones del año pasado atribuidas a la asistencia médica para morir. Según el informe anual de la Comisión de Cuidados Paliativos para el período 2024-2025, Quebec ha registrado un aumento del 9 % en comparación con el año anterior, lo que plantea serias preocupaciones sobre la práctica de la eutanasia en esta región.
El informe destaca disparidades regionales significativas, como el hecho de que en Lanaudière la eutanasia representó el 13,4 % de las muertes, mientras que en Montreal fue del 4,7 %. Además, se observa un preocupante aumento del 20 % en Montérégie. Otro aspecto inquietante es la rapidez con la que se administra la eutanasia: en el 4 % de los casos, la solicitud y su ejecución se realizan el mismo día o al día siguiente.
La organización provida Vivir con Dignidad ha expresado su preocupación por el sistema actual de autoinforme para los proveedores de asistencia médica para morir, que no ofrece una imagen completa de los casos de incumplimiento. En el 0,3 % de los casos reportados, no se tomaron medidas disciplinarias, incluso en situaciones donde la eutanasia se administró sin el consentimiento del paciente.
El informe también revela que el 50 % de quienes optaron por la eutanasia lo hicieron por sentirse una carga para sus seres queridos, mientras que el 24 % lo hizo por soledad y aislamiento. La Comisión de Cuidados Paliativos subraya la importancia de garantizar que la eutanasia no sea elegida por falta de acceso a cuidados paliativos de calidad, recordando al gobierno de Quebec su responsabilidad en la comunicación de su proyecto constitucional.
Desde la legalización de la eutanasia en Canadá en 2016, se ha observado un preocupante desequilibrio entre la asistencia médica para morir y los cuidados paliativos, siendo más fácil acceder a la primera. Este fenómeno plantea serias cuestiones éticas y morales sobre la práctica de la eutanasia en un país del primer mundo, y ha suscitado críticas hacia la clase política canadiense por permitir que esta situación persista.
