Tres años después de su intervención judicial, las palabras del cardenal Angelo Becciu sobre la dimisión del auditor general Libero Milone han regresado a la actualidad tras su reciente difusión en medios especializados. En su declaración de mayo de 2022, dentro del proceso Sloane Avenue, el purpurado insistió en que se limitó a cumplir una instrucción directa del Papa Francisco, y no a tomar una decisión autónoma.
El testimonio completo, reproducido ahora en boletines vaticanistas, recoge que en junio de 2017 el Papa comunicó personalmente a Becciu la pérdida de confianza en Milone y le pidió transmitirle la orden de dimitir. Becciu aseguró entonces que no participó en la evaluación de motivos ni en el proceso de decisión, y que únicamente actuó como mensajero de la voluntad del Pontífice.
El caso Milone, que en su momento puso en entredicho los esfuerzos de transparencia financiera en la Santa Sede, vuelve así a situarse en el debate público. La difusión reciente de la declaración de Becciu refuerza la tesis de que la salida del auditor fue una decisión tomada directamente por Francisco, en contra de la percepción extendida durante años de que el cardenal había actuado por iniciativa propia.
Ayúdanos a mantener vivo este proyecto: DONABecciu, que en 2022 subrayó haber sufrido un daño reputacional por esa narrativa, afirmó haber presentado acciones legales contra quienes lo responsabilizaron injustamente. La recuperación de este documento añade nuevas aristas a la interpretación del caso, recordando cómo los equilibrios internos en el Vaticano han marcado los límites de la reforma financiera emprendida en los últimos pontificados.
