El Papa León XIV ha dirigido una carta a los seminaristas de la Arquidiócesis de Trujillo, Perú, subrayando la importancia de equilibrar la piedad con la doctrina para evitar que esta se convierta en un mero sentimentalismo frágil.
El pasado miércoles, el Papa León XIV envió una carta a los seminaristas del seminario mayor "San Carlos y San Marcelo", en el marco de la celebración del 400 aniversario de la institución. En su misiva, el Santo Padre destacó la necesidad de que la oración y la búsqueda de la verdad no sean caminos paralelos, sino un único sendero que conduce a Dios. "Una piedad sin doctrina se convierte en un sentimentalismo frágil; la doctrina sin oración se vuelve estéril y fría", escribió el pontífice, animando a los seminaristas a nutrir ambos aspectos con equilibrio y pasión.
El Papa León XIV, quien en su juventud fue director de estudios del mismo seminario y enseñó derecho canónico, teología moral y patrística entre 1989 y 1998, subrayó la importancia de formar tanto la vida espiritual como intelectual en el seminario. Según el Santo Padre, la combinación de estudio y oración prepara a los candidatos para un sacerdocio "sólido y luminoso".
En su carta, el Papa León XIV enfatizó que la primera tarea de los seminaristas es "estar con el Señor, dejarse formar por Él, conocerlo y amarlo, para así poder llegar a ser como Él". Explicó que la Iglesia siempre ha deseado que los seminarios sean lugares que fomenten una relación personal con Jesús y preparen a quienes serán enviados a servir al pueblo santo de Dios. "Por ello, antes que nada, es necesario permitir que el Señor aclare las motivaciones y purifique las intenciones", añadió.
El Papa León XIV advirtió que el sacerdocio no debe ser visto como un "derecho personal" o una "mera prerrogativa o función burocrática", sino como una vocación genuina que surge de la elección del Señor para compartir su ministerio salvador. "La vida en el seminario es un camino de rectificación interior", señaló, animando a los seminaristas a configurarse con Cristo a través de tiempos dedicados a la oración y el estudio de las Sagradas Escrituras.
Antes de concluir su carta con su bendición apostólica, el Santo Padre destacó la importancia de la unión eucarística y la comunión con los demás para comprender la "paternidad sacerdotal" de Jesús y la "unidad entre ministerio y sacrificio". "Queridos hijos, en conclusión, quiero aseguraros que tenéis un lugar en el corazón del sucesor de Pedro", afirmó, recordando que el seminario es un don inmenso y exigente, pero que no están solos en este camino.
