El obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, ha defendido el nuevo proyecto del seminario que, tras su reapertura, acogerá a migrantes en situación de vulnerabilidad, asegurando que, de ser necesario, él mismo se trasladaría a vivir con ellos.
El seminario menor de Almería, cerrado desde 2021, reabrirá sus puertas transformado en un centro de formación sociolaboral para personas migrantes en situación de vulnerabilidad. Este proyecto, impulsado por la Diócesis de Almería en colaboración con el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), busca ofrecer capacitación profesional, competencias transversales y acompañamiento integral. "Un proyecto de Iglesia, serio y bien planificado", afirmó el obispo Antonio Gómez Cantero, quien animó a los almerienses a no tener "miedo".
La iniciativa, presentada en el propio edificio del seminario, es el resultado de un año de trabajo tras la donación de diez millones de euros que evitó la venta del inmueble. "Lo ponemos al servicio de un bien social", subrayó el prelado, recordando que el seminario "no se alquila" y que parte del complejo seguirá albergando la Casa de la Iglesia y el Instituto Teológico.
El proyecto tiene como objetivo ofrecer certificados de profesionalidad acreditados por la Junta de Andalucía, con grupos reducidos de 15 alumnos. Las áreas formativas iniciales incluyen hostelería, construcción, cuidados y logística, aunque la oferta final dependerá de los informes técnicos y las necesidades de la economía local. Daniel Izuzquiza, responsable del SJM en Almería, explicó que la propuesta surgió tras descartar otros usos como viviendas sociales, centrándose en la formación y capacitación profesional para el empleo.
Izuzquiza ilustró las dificultades que enfrentan los migrantes con el caso de un joven senegalés que estudia hostelería en Almería y vive en Níjar, quien enfrenta largas jornadas de desplazamiento. "Si tuviera un espacio donde comer, descansar y reforzar el castellano, sería bastante razonable", relató.
Además de las aulas, el edificio contará con una residencia de apoyo temporal, con habitaciones dobles y supervisión de una comunidad religiosa. "Las personas no van a estar aquí apalancadas, sino tres o seis meses según el itinerario. Es un recurso de formación con una parte residencial limitada", aclaró Izuzquiza.
El proyecto también incluye cursos externos y formación en competencias transversales como lengua española, digitalización y habilidades sociales. "No queremos ser una churrería de títulos; lo importante es acompañar procesos personales y comunitarios", recalcó.
Ante las reticencias de algunos partidos políticos y familias del Colegio Diocesano anexo, se han mantenido reuniones informativas. El obispo afirmó que, aunque algunos padres mostraron reticencias, otros respaldaron sin reservas. Gómez Cantero reiteró su respaldo al proyecto afirmando que "no hay que tener miedo, y si hace falta, yo me vengo aquí a vivir con ellos".
El proyecto cuenta con el respaldo del SJM y de la Fundación ECCA Social, especializada en orientación e inserción laboral. Además, se mantiene un diálogo con empresas como Cajamar, Cosentino o Fundación Almería Tierra Abierta para futuras colaboraciones en prácticas y empleo.