La grave crisis económica en Túnez ha llevado a miles de personas a depender del reciclaje callejero, conocido como "barbechas", como fuente de ingresos.
En Túnez, miles de personas se ven obligadas a sobrevivir recogiendo residuos reciclables en las calles. Esta actividad, conocida localmente como "barbechas", se ha convertido en una fuente de ingresos para quienes enfrentan la grave crisis económica que atraviesa El País. La situación económica ha empujado a muchas familias a depender de esta labor para subsistir, reflejando la precariedad y la falta de oportunidades laborales formales.
La crisis económica en Túnez ha exacerbado las condiciones de vida de gran parte de la población. La inflación y el desempleo han alcanzado niveles alarmantes, dejando a muchos sin alternativas viables para mantener a sus familias. En este contexto, los "barbechas" desempeñan un papel crucial al recoger materiales reciclables que luego venden para obtener un ingreso mínimo. Sin embargo, esta actividad no está exenta de riesgos y dificultades.
A pesar de su importancia económica, los "barbechas" enfrentan numerosos desafíos. La falta de reconocimiento legal y social de su trabajo los deja vulnerables a la explotación y a condiciones laborales inseguras. Además, la ausencia de infraestructura adecuada para el reciclaje en el país complica aún más su labor diaria. Estos trabajadores suelen operar en condiciones insalubres y sin protección alguna, lo que pone en riesgo su salud y bienestar.
La situación de los "barbechas" también pone de relieve la necesidad urgente de políticas públicas que aborden las causas subyacentes de la pobreza en Túnez. Las organizaciones locales e internacionales han llamado la atención sobre esta problemática, pidiendo al gobierno que implemente medidas que mejoren las condiciones laborales y ofrezcan alternativas sostenibles para quienes dependen del reciclaje como medio de vida.
Mientras Túnez enfrenta una crisis económica profunda, los "barbechas" continúan desempeñando un papel vital en la economía informal del país. Sin embargo, su situación precaria requiere atención urgente por parte del gobierno y la sociedad civil para garantizarles un futuro más seguro y digno.