José Luis Retana, obispo de Salamanca, destacó la humildad y sencillez de la Encarnación durante la Misa del Gallo, animando a los fieles a acoger a la Sagrada Familia en sus corazones.
La Catedral Vieja de Salamanca acogió la celebración de la Misa del Gallo, que presidió el obispo de Salamanca, José Luis Retana. En su homilía, invitó a los fieles a contemplar el misterio de la Encarnación del Señor, subrayando la necesidad de acoger a la Sagrada Familia en el corazón y en la vida cotidiana. Señaló que el Niño que se contempla en Belén es verdaderamente el Hijo de Dios y que su humildad revela la bondad divina.
Durante su reflexión, José Luis Retana advirtió contra la tentación de esperar un Dios espectacular, cuando en realidad se manifiesta con humildad y discreción. Explicó que la pedagogía divina se basa en la humildad, pobreza, sencillez y ternura, en contraste con la lógica humana que busca lo grandioso. Al comentar la profecía de Isaías, destacó que la luz que trae la Navidad procede de Dios e invitó a una conversión personal para permitir que el Niño Dios ilumine los rincones oscuros del corazón.
Asimismo, resaltó al Niño como "Príncipe de la paz", exhortando a los fieles a ser portadores activos de paz en el mundo. Animó a no limitar la celebración navideña a lo exterior, sino a vivirla con profundidad para que Cristo encuentre un lugar donde reposar dentro de cada persona. La ceremonia concluyó con la adoración del Niño Jesús, gesto que expresó tanto fe como el deseo sincero de acoger a Cristo en la vida, tal como hicieron María y José en Belén.
