José María Avendaño Perea, obispo auxiliar, destacó la importancia de la libertad interior y la cercanía de la Virgen de la Merced durante su visita a la prisión de Valdemoro.
En la festividad de la Virgen de la Merced, José María Avendaño Perea, obispo auxiliar, visitó la prisión de Valdemoro junto a la Pastoral Penitenciaria de la diócesis. Durante su intervención, subrayó que Dios no olvida a sus hijos, especialmente a aquellos que sufren y están privados de libertad. Dirigiéndose a los internos, destacó que, aunque experimenten el cautiverio físico, existen cadenas más pesadas como el egoísmo y la desesperanza.
Avendaño enfatizó la cercanía maternal de María, afirmando que la Virgen de la Merced se acerca a cada uno como madre, recordando que Dios está con ellos. La liturgia del día incluyó el pasaje de la Visitación, donde María lleva la alegría de Jesús. El obispo presentó a la Virgen como "Madre de la libertad", subrayando que la verdadera libertad es interior y que el amor de Cristo no puede ser encerrado.
El obispo animó a los presentes a pedir tres dones a la Virgen: esperanza, perdón y libertad interior. Les recordó que Dios cree en ellos y que siempre se puede volver a empezar. Antes de concluir, les pidió confiar en María de la Merced, quien los abraza con ternura y les acompaña siempre. Finalizó afirmando que el amor de Dios, que libera y salva, tiene la última palabra.