El albergue, gestionado por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Astorga, ofrece 24 plazas y requiere reserva previa, acogiendo a peregrinos de todo el mundo en un entorno histórico y auténtico.
El albergue de las Comendadoras de Santiago en Madrid se ha convertido en un punto clave para los peregrinos del Camino de Santiago. Gestionado por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Astorga, este espacio ofrece una experiencia única para quienes inician o concluyen su peregrinación. Juan Carlos Pérez Cabezas, presidente de la asociación, destaca que el albergue es un lugar integrador donde se encuentran peregrinos de 192 países, subrayando la importancia del tránsito tanto como la meta.
La iglesia de Santiago, restaurada y reabierta en octubre con una misa presidida por el cardenal José Cobo, es parte integral del complejo. La comendadora mayor, madre Rosario, había anunciado que el siguiente paso sería la apertura del albergue en primavera. En abril, el monasterio cedió un espacio a la asociación para este fin. El albergue cuenta con 24 plazas y está diseñado para ser un punto de partida más que un destino final.
El acceso al albergue se realiza desde la fachada del monasterio que da a la plaza. En su interior, todo está dispuesto para facilitar la experiencia del peregrino: desde las botas secándose con periódicos hasta el sello para las credenciales. La presencia de voluntarios hospitaleros como Chan refuerza el espíritu tradicional de acogida que caracteriza al Camino.
El presidente Juan Carlos Sánchez enfatiza que Madrid es tanto entrada como salida para más de 60.000 peregrinos anualmente. Para alojarse en el albergue es necesario contar con una reserva previa y acreditación de alguna asociación del Camino del país de origen. Este enfoque asegura que el espacio esté dedicado a quienes realmente buscan vivir la experiencia jacobea.
La rehabilitación del edificio ha respetado su carácter histórico, manteniendo elementos como vigas de madera y suelos de terracota. Este entorno contribuye a prolongar la experiencia jacobea incluso después de haber llegado a Santiago. La asociación promueve una peregrinación auténtica, abogando por llevar la mochila a cuestas como parte esencial del viaje.
Pérez Cabezas defiende la peregrinación prolongada frente a las más breves, ya que permite forjar relaciones y experimentar un cambio interior profundo. El Camino es visto como una metáfora vital donde cada paso contribuye a una transformación personal significativa.
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