El obispo Juan Carlos Elizalde destacó la importancia de la Virgen Blanca como símbolo de unidad y esperanza durante la Misa Pontifical celebrada en la Catedral de María Inmaculada de Vitoria.
El pasado 5 de agosto, la Diócesis de Vitoria celebró la tradicional Misa Pontifical en honor de la Virgen Blanca, patrona de la ciudad. El acto litúrgico tuvo lugar en la Catedral de María Inmaculada y fue presidido por el obispo Juan Carlos Elizalde. Durante su homilía, el obispo destacó la importancia de la Virgen Blanca como símbolo de unidad y esperanza para los fieles. Subrayó que, en tiempos de incertidumbre, es fundamental mantener viva la fe y el compromiso con los valores cristianos.
El obispo Elizalde también abordó temas de actualidad social, pidiendo a los fieles que se mantengan unidos y solidarios ante los desafíos contemporáneos. En su discurso, enfatizó la necesidad de fomentar la amistad y el diálogo entre generaciones, destacando el papel crucial que desempeñan los mayores en la transmisión de valores y tradiciones. Asimismo, animó a los jóvenes a involucrarse activamente en la vida parroquial y comunitaria.
La celebración contó con una nutrida asistencia de fieles que llenaron el templo para rendir homenaje a su patrona. La música sacra y las oraciones elevaron el ambiente espiritual del evento, creando un espacio propicio para la reflexión personal y colectiva. Al concluir la misa, se llevó a cabo una procesión por las calles adyacentes a la catedral, donde los asistentes pudieron expresar su devoción hacia Santa María.
En este contexto festivo, se recordó también el legado del Papa Francisco, quien siempre promovió el diálogo intergeneracional y el cuidado de los más vulnerables. Aunque ya fallecido, su mensaje sigue resonando entre los fieles como una guía espiritual. La jornada concluyó con un ambiente de alegría y fraternidad entre todos los participantes.
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