El cardenal Pizzaballa llama a una fe inspirada por Dios y no por la carne en las ordenaciones sacerdotales en Jerusalén

El cardenal Pierbattista Pizzaballa presidió este pasado domingo la ordenación sacerdotal de varios frailes franciscanos, invitándoles a vivir un ministerio centrado en Cristo y guiado por el Espíritu Santo, más allá de los límites de la comprensión humana.
Durante su homilía, el Patriarca latino de Jerusalén reflexionó sobre el pasaje del Evangelio de Mateo que presenta la confesión de Pedro, subrayando la diferencia entre conocer a Cristo "según la carne y la sangre" o por "revelación del Padre". A partir de este contraste, instó a los nuevos sacerdotes a no dejarse llevar por una visión meramente humana del ministerio, sino a abrirse al misterio de Dios que se revela en la vida y misión de Jesús.
“La tentación, aún hoy, es la misma de siempre: reducir a Jesús a una figura fascinante pero comprensible, uno de los nuestros. Pero hay algo inaudito y escandaloso en su persona que solo puede comprenderse desde la revelación”, afirmó el cardenal.
Una vida entregada al testimonio de Cristo
Dirigiéndose directamente a los nuevos ordenados, Pizzaballa recalcó que su vida debe ser un reflejo íntegro de la acción de Dios, especialmente a través de su relación con Cristo en la oración y los sacramentos.
“Un sacerdote no se centra en sí mismo, sino en su unión con Cristo. Por eso, debe celebrar con dignidad, sin protagonismo, permitiendo que resplandezca la belleza de la Iglesia”, recordó.
Advirtió también del riesgo de sucumbir a un enfoque pastoral limitado a lo humano, sin abrirse a la dimensión salvífica de su vocación: “El mundo quiere salvarse aquí y ahora. Pero vuestro ministerio está llamado a dirigir a los fieles hacia la eternidad”.
El reto de servir en tiempos difíciles
El Patriarca no obvió las dificultades que acompañan al ministerio sacerdotal, recordando que “llegará también para vosotros el tiempo de Pascua”, haciendo alusión a los momentos de cansancio, soledad y sufrimiento. Pero añadió que esos momentos pueden convertirse en camino de salvación si se viven con la mirada puesta en Cristo.
“Vivid vuestro Getsemaní con la certeza de la Resurrección”, animó, exhortándoles a ser “instrumentos de salvación y testigos de la esperanza que no defrauda”.
Compromiso con los pobres y la justicia
El cardenal recordó además que el servicio sacerdotal no puede olvidar la dimensión social del Evangelio, alertando de los peligros del asistencialismo o del olvido de las necesidades materiales de los fieles. “¡Ay de ustedes si, con el pretexto de cuidar las almas, descuidan sus necesidades materiales!”, sentenció.
Concluyó encomendando el ministerio de los nuevos presbíteros a la Virgen Inmaculada y pidiéndoles no olvidar a la pequeña Iglesia de Jerusalén: “Que sigáis dando testimonio de nuestra esperanza en Cristo, el Hijo de Dios vivo, también en estos tiempos turbulentos y dramáticos”.
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