Oración personal para el Domingo de Ramos

Señor Jesús, aquí estoy delante de Ti, presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Vengo en este Domingo de Ramos, el día en que recordamos Tu entrada triunfal en Jerusalén, a adorarte, a alabarte y a pedirte que entres también hoy en mi vida, en mi corazón.
(Adoración y Recuerdo del Domingo de Ramos)
Te veo, Señor, entrando en la ciudad santa, aclamado como Rey por la multitud. Agitaban palmas y ramos de olivo, gritando “¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”. Qué momento de alegría y esperanza. Reconocían en Ti al Mesías esperado, al Rey que venía a salvarlos.
Yo también quiero aclamarte hoy, Jesús. Quiero reconocerte como mi Rey, mi Señor, mi Salvador. Quiero extender ante Ti los ramos de mis pequeños esfuerzos y mis deseos de seguirte y amarte, aunque sean pobres y débiles. ¡Hosanna! ¡Bendito seas, Señor!
(Reflexión sobre la Humildad y el Contraste)
Pero Tu Reino, Jesús, no era como lo imaginaban. No entraste con ejércitos ni poder terrenal, sino humilde, montado en un pollino, signo de paz. Venías a reinar desde el servicio y el amor entregado hasta el extremo, desde la Cruz.
Qué pronto cambiaron esas aclamaciones. Los mismos que gritaban “¡Hosanna!” pronto gritarían “¡Crucifícale!”. Qué frágil es el corazón humano y qué voluble.
(Examen Personal y Petición de Perdón)
Señor, reconozco mi propia fragilidad. Cuántas veces yo también te he aclamado en momentos de fervor para luego abandonarte en la dificultad o la tentación por miedo o comodidad. Cuántas veces he preferido mis planes a los Tuyos y mi voluntad a la Tuya. Cuántas veces mis “hosannas” no han sido sinceros y han sido seguidos por la traición de mis actos.
Perdóname, Señor. Perdona mi inconstancia, mi falta de fe y amor. Mírame con misericordia como miraste a Pedro después de su negación.
(Petición de Gracia para la Semana Santa)
Te pido, Jesús, la gracia de acompañarte verdaderamente en esta Semana Santa que hoy comienza. No quiero ser solo un espectador de Tu Pasión, Muerte y Resurrección; quiero unirme a Ti.
Dame la gracia de velar contigo en Getsemaní y no dormirme ante Tu angustia. Dame la fortaleza para no huir ante la cruz y permanecer junto a Ti y Tu Madre Dolorosa. Dame la fe para creer en Tu victoria sobre el pecado y la muerte y esperar Tu Resurrección gloriosa. Ayúdame a morir a mi propio egoísmo y pecado para poder resucitar contigo a una vida nueva.
(Ofrecimiento y Compromiso)
Aquí estoy, Señor, delante de Tu Presencia Eucarística. Te ofrezco mi vida con sus trabajos, alegrías y sufrimientos. Te ofrezco mi corazón para que reines en él. Ayúdame a ser fiel a las promesas de mi Bautismo y seguirte con decisión por el camino que me marques aunque sea estrecho y difícil.
Quiero que mi vida sea un “hosanna” constante no solo de palabra sino con mis obras amándote sobre todas las cosas y al prójimo como Tú nos has amado.
(Conclusión y Despedida)
Gracias, Señor Jesús, por este tiempo de oración y por Tu Presencia real y amorosa en el Sagrario. Gracias por entrar en Jerusalén y en mi vida. Quédate conmigo, Señor; que al salir lleve conmigo Tu paz y bendición. Que esta Semana Santa transforme mi corazón acercándome más a Ti.
Te adoro con profunda reverencia confiando en Tu infinita misericordia. Amén.
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