El cardenal Maradiaga 'bendice' la pastoral LGTB

La plataforma Outreach, impulsada por el polémico sacerdote jesuita James Martin, ha difundido el prólogo del libro "Amados, creados y soñados prodigiosamente", firmado nada menos que por el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, uno de los colaboradores más estrechos y cercanos que tuvo el Papa Francisco durante sus doce años de pontificado.
El texto, presentado como una reflexión pastoral, marca un nuevo intento de normalizar dentro del lenguaje eclesial conceptos y enfoques ampliamente cuestionados por su ambigüedad doctrinal y sus consecuencias pastorales.
Un respaldo eclesial a una visión controvertida
Desde las primeras líneas del prólogo, el purpurado hondureño enmarca su apoyo en la "espiritualidad sinodal", defendiendo que esta ha “abierto nuevos caminos” en el anuncio del Reino de Dios, especialmente hacia comunidades LGBT. Con referencias al Evangelio de San Marcos y a la imagen de Jesús caminando sobre las aguas, el texto pretende justificar este enfoque como un gesto de “cercanía en las dificultades”.
Sin embargo, críticos ven en estas palabras un uso instrumental de las Escrituras para legitimar una visión pastoral que, más que integrar a los fieles a la verdad del Evangelio, adapta el mensaje cristiano a los valores del mundo contemporáneo. Se presenta la pastoral con personas LGBT no como una atención que llama a la conversión, sino como una “realidad de frontera” a la que la Iglesia debe ajustarse culturalmente.
Amoris Laetitia como justificación transversal
El cardenal menciona reiteradamente el documento Amoris Laetitia, señalando que su enfoque en acompañar, discernir e integrar justificaría esta nueva línea pastoral. No obstante, esta lectura parece ir más allá de lo expresado por el mismo texto papal, instrumentalizándolo para proponer “procesos de integración” que relativizan la doctrina moral de la Iglesia en materia de sexualidad y familia.
El prólogo recurre también a la espiritualidad ignaciana como marco para abordar la cuestión LGBT, promoviendo el “discernimiento” como vía para una comunión más amplia, sin precisar si este discernimiento lleva o no a la fidelidad a la enseñanza católica. Así, se diluye toda noción de pecado objetivo y se sustituye la verdad revelada por una experiencia subjetiva presentada como legítima “búsqueda de la voluntad de Dios”.
¿La Iglesia como ‘casa para todos’ sin condiciones?
Finalmente, Rodríguez Maradiaga expresa su deseo de que lleguen tiempos en que no existan “grupos específicos para personas marginadas” porque toda la Iglesia se habrá transformado en una “casa para todos”. Pero este anhelo, bajo una aparente inclusión evangélica, deja abierta la puerta a una redefinición de la comunión eclesial desvinculada de la conversión, el arrepentimiento y la fidelidad a la enseñanza perenne de la Iglesia.
El prólogo firmado por el cardenal Maradiaga no sólo ha levantado polémica por su contenido, sino que confirma la creciente fractura interna en la Iglesia entre quienes apuestan por una pastoral de fidelidad al Evangelio y quienes impulsan modelos adaptativos que desdibujan su mensaje central. Difundido por Outreach, plataforma caracterizada por propuestas doctrinales heterodoxas, este texto es un ejemplo más del riesgo de que el discernimiento sin raíces doctrinales sólidas se convierta en relativismo pastoral.
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