Sacerdote alemán rompe con su diócesis por el apoyo del obispado al orgullo gay

Sacerdote alemán rompe con su diócesis por el apoyo del obispado al orgullo gay

Una carta abierta publicada recientemente por el medio católico kath.net ha sacudido a la diócesis alemana de Fulda.

En ella, el padre Winfried Abel, sacerdote con más de 60 años de ministerio, expresa su profunda indignación y decepción ante la dirección actual de su diócesis, a la que acusa de haberse alineado con los valores de una sociedad secularizada y haber traicionado principios fundamentales del cristianismo.

Crítica al respaldo institucional a eventos LGTB

El detonante de su misiva fue el apoyo institucional por parte del vicario general de Fulda al Christopher Street Day (CSD), equivalente alemán del Orgullo LGBTQ+. Abel cuestiona abiertamente el uso del término “queer” y critica duramente el respaldo de la diócesis a lo que califica como “una colorida exhibición de perversiones”, argumentando que ese tipo de eventos no deberían contar con el aval de la Iglesia.

“El primer ‘Desfile del Orgullo’, como sabemos, fue el éxodo de la humanidad del Paraíso”, señala Abel en su carta, estableciendo un paralelismo entre el orgullo como pecado capital y la celebración del CSD.

Acusaciones contra los líderes diocesanos

El sacerdote acusa a los líderes eclesiásticos de Fulda de haber caído en una “paradoja trágica” al condenar los abusos en la Iglesia mientras apoyan prácticas que, en su opinión, fomentan el mismo tipo de desviaciones morales. Critica la publicación reciente de un manual para ceremonias de bendición de parejas, denunciando que “ni siquiera nuestros obispos conocen ya la diferencia entre sexus, eros, philia y agape”.

También arremete contra el uso de expresiones modernas como “equilibrio entre la vida laboral y personal” en la pastoral vocacional, calificándolas como un desvío del verdadero camino sacerdotal, centrado —según él— en la obediencia a Dios y la fidelidad doctrinal.

Denuncia de la secularización litúrgica y simbólica

En su carta, Abel lamenta que símbolos tradicionales de la fe, como la catedral de Fulda o la Iglesia del Santo Sepulcro, estén siendo utilizados como meros decorados para conciertos y actos profanos.

Critica asimismo el izado de banderas arcoíris durante fiestas litúrgicas y el contenido superficial de muchos sermones, centrados —dice— en la “convivencia humana” en lugar de la salvación eterna.

La conclusión del texto es tan rotunda como su título: “¡Ya no quiero ser sacerdote en esta diócesis!”. Abel declara su desvinculación de la diócesis de Fulda, asegurando que en adelante se identificará simplemente como “Sacerdote de la iglesia católica Romana”, al considerar que solo la comunión con Roma garantiza fidelidad a la promesa de Jesús de que “las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”.

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