El sacerdote 'influencer' Frank Suárez Minaya lanza una crítica al progresismo eclesial: "Una fe sin cruz solo entretiene"

El sacerdote 'influencer' Frank Suárez Minaya lanza una crítica al progresismo eclesial: "Una fe sin cruz solo entretiene"

El sacerdote peruano afincado en la archidiócesis de Valencia, Frank Suárez Minaya, conocido por su activa presencia en redes sociales, ha vuelto a generar debate con su último vídeo titulado "Católicos progresistas: cuando renovar la Iglesia se convierte en desfigurarla".

Con su estilo característico —irónico y directo— aborda lo que considera una deformación de la reforma eclesial impulsada por algunos sectores “progresistas”.

Desde el inicio del vídeo, Suárez Minaya reconoce la necesidad de reformas en la Iglesia, recordando que figuras como San Francisco de Asís, el Concilio Vaticano II y los papas contemporáneos han insistido en ello. Sin embargo, diferencia claramente entre una auténtica renovación y lo que califica como una “cirugía estética con bisturí ideológico”.

“Una cosa es reforma y otra es desfigurar la identidad católica por miedo a no parecer inclusivos”, afirma el sacerdote.

¿Quiénes son los “católicos progresistas”?

En tono crítico pero también sarcástico, Suárez describe este sector como personas con gran sensibilidad social, estudios en teología y apertura al diálogo, pero que “a veces están tan abiertos al mundo que se les escapa la fe por los costados”.

Cita frases comunes de estos grupos como “la Iglesia tiene que adaptarse a los tiempos” o “lo importante es el amor”, que a su juicio esconden un relativismo doctrinal. “Traducido: vamos a mantener las velas, pero tiremos el barco”, sentencia.

Para este sacerdote, el progresismo eclesial nace de un deseo auténtico de inclusión, justicia social y dignidad humana. No obstante, advierte que estas intenciones pueden diluir el mensaje evangélico si se sacrifican verdades fundamentales.

“Incluir, sí, pero no diluir. Acoger, sí, pero sin negar el pecado. Actualizar, sí, pero sin traicionar la fe recibida”, resume.

Aportes y peligros

Suárez también reconoce los "logros" del progresismo en la Iglesia: defensa de los migrantes, marginados, mujeres, indígenas y presos. “Eso es evangelio puro”, según él pero critica el riesgo de convertir el mensaje cristiano en una ONG amable sin cruz ni redención.

“Una fe sin dogma es como una iglesia con paredes de humo. Suena bonito, pero no sostiene nada”, recalca.

La “nueva Iglesia” que no evangeliza

El sacerdote denuncia que las parroquias más “modernas” y las comunidades más “abiertas” son, paradójicamente, las que menos vocaciones generan y donde hay menos práctica religiosa. “Una fe sin cruz no transforma nada, solo entretiene”, advierte.

También critica la tendencia a convertir la misa en una “performance afectiva” o a citar más a Paulo Freire que a San Pablo. “El problema empieza cuando la compasión se convierte en validación del pecado”, sentencia.

Suárez concluye apelando al equilibrio y la fidelidad a Cristo: “No somos Iglesia porque cambiamos dogmas. Somos Iglesia porque Cristo no cambia y nos cambia a nosotros”. Termina su vídeo pidiendo una renovación que venga de la santidad, no de las ideologías: una Iglesia “con los pies en el mundo y el corazón clavado en la cruz”.

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