El cardenal Gerhard Ludwig Müller ha expresado su desacuerdo con las recientes declaraciones del Papa León XIV sobre la cuestión provida, subrayando la diferencia entre el aborto y la pena de muerte.
En una reciente entrevista concedida a Il Giornale, el cardenal Gerhard Ludwig Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha manifestado su desacuerdo con las declaraciones realizadas por el Papa León XIV el pasado 30 de septiembre. Durante un evento en Castel Gandolfo, el Santo Padre había afirmado: “Quien dice estar en contra del aborto pero a favor de la pena de muerte, no es realmente provida”. Estas palabras surgieron a raíz de un premio otorgado por el cardenal Cupich a un senador demócrata proabostista por su labor en defensa de los migrantes.
El Cardenal Müller, en su intervención, puntualizó que “el Papa no comparó ni relativizó estas situaciones, que son objetivamente diferentes, sino que se limitó a hablar de la coherencia subjetiva que se requiere en todos los casos de protección de la vida. El aborto significa matar a una persona inocente, y la Iglesia siempre ha dicho que es un crimen brutal. Pero no puede equipararse a la pena de muerte”. Además, el purpurado alemán recordó que, históricamente, la Iglesia ha aceptado la pena de muerte en ciertos límites y casos extremos, aunque él personalmente se opone a este castigo.
En cuanto a la cuestión migratoria, Müller señaló que “los Estados tienen todo el derecho a regular la inmigración ilegal y proteger a sus propias poblaciones”, en una aparente corrección a las palabras del Papa Prevost, quien había mostrado su preocupación por las políticas de deportación masiva del expresidente Donald Trump y había instado a los obispos de Estados Unidos a alzar la voz en defensa de los migrantes sin papeles.
Por otro lado, Müller también expresó su desacuerdo con la decisión de permitir a un grupo de peregrinos LGTBI atravesar la Puerta Santa de la basílica de San Pedro durante el año jubilar, una acción que ha generado controversia en los sectores más conservadores de la Iglesia. “La Iglesia, en nombre de Jesucristo, acepta a todos los hombres y sus problemas, pero Dios creó al hombre y a la mujer, y solo este matrimonio es la única posibilidad de convivencia. La Puerta Santa no puede usarse con fines políticos”, afirmó Müller.
Finalmente, el cardenal expresó su esperanza de que el pontificado de León XIV se centre en la Palabra de Dios y no en el sensacionalismo, aludiendo a posibles sorpresas durante su mandato, como una hipotética visita a Moscú.