El Papa León XIV resalta la importancia de la libertad y la pureza de corazón en el camino hacia el sacerdocio, en una carta dirigida al Seminario mayor San Carlos y San Marcelo en Perú.
En una carta dirigida al Seminario mayor San Carlos y San Marcelo, en la arquidiócesis de Trujillo, Perú, el Papa León XIV ha enfatizado la importancia de la libertad y la pureza de corazón en el camino hacia el sacerdocio. La misiva, fechada el 17 de septiembre, memoria de San Roberto Belarmino, fue leída durante la celebración del 400 aniversario de la fundación del seminario, el 4 de noviembre, por Monseñor Francisco Castro Lalupú, obispo auxiliar de la arquidiócesis, en el santuario nacional "Santa María de Guadalupe".
En su carta, el Papa Prevost recuerda su tiempo como rector del seminario entre 1988 y 1998, y como profesor de Derecho canónico, Patrística y Moral. Subraya que los seminarios son lugares para "estar con el Señor, dejarse formar por Él, conocerlo y amarlo, para poder asemejarse a Él". El pontífice advierte contra la tentación de ver el sacerdocio como una meta externa o un refugio ante problemas personales, enfatizando que es un don total de la existencia que solo puede realizarse en libertad.
El Santo Padre también alerta sobre los peligros de la mundanidad y la búsqueda del sacerdocio por motivos equivocados, recordando que se trata de una elección del Señor que llama a algunos hombres a participar en su ministerio salvador. Destaca la importancia del discernimiento, la transparencia y la sinceridad en el camino formativo, y exhorta a los seminaristas a cultivar un corazón puro a través de la oración y la relación personal con Jesús.
El Papa León XIV enfatiza que el estudio serio es esencial para el ministerio sacerdotal, ya que "sin estudio serio no hay verdadera pastoral". La vida espiritual e intelectual deben orientarse hacia el altar, donde la identidad sacerdotal se revela en plenitud. Finalmente, el pontífice advierte sobre los peligros de la mediocridad, la soledad y la falta de comunión sacerdotal, subrayando la necesidad de pastores santos que se donen juntos.
En sus palabras finales, el Papa Prevost cita a San Toribio de Mogrovejo, recordando que el tiempo es un tesoro que debe aprovecharse cada día. Asegura su cercanía a los seminaristas y les anima a recibir la guía y corrección de sus formadores como gestos de amor, en el camino hacia la formación de Cristo en ellos.
