Es habitual en muchos lugares de España que fiestas dedicadas a santos hayan desvariado hasta el punto de tratar de arrinconar y borrar al motivo de las fiestas: el santo patrón.
En esta línea está la izquierda abertzale que tratar de colonizar Navarra para despojarla de sus ráices y costumbres. En estos últimos años, cuando era arzobispo Francisco Pérez, llegaron en muchas ocasiones a insultarles, amenazarles e incluso escupirles durante la procesión de san Fermín por las calles de Pamplona. Ante esta situación, con motivo del inicio de las fiestas de San Fermín, una de las más famosas y conocidas de España e incluso a nivel internacional, el arzobispo de Pamplona y Tudela, monseñor Florencio Roselló, ha dedicado su carta pastoral de esta semana a esta cuestión.
"No soy de entrar en polémicas, pero como arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela no concibo unas fiestas sin nuestro santo patrón San Fermín. Si quitamos a San Fermín ¡qué nos queda! nos quedamos sin fiestas, ¡no nos queda nada!", escribe Roselló en su misiva.
El arzobispo de Pamplona recalca que "San Fermín no es un adorno de nuestras fiestas, no es una excusa para correr, bailar o brindar. Es el alma espiritual, humana y social de nuestra ciudad y de nuestra comunidad foral y por lo tanto también de estos días de fiesta".
En ese sentido, Roselló ha advertido de que "querer quitar a San Fermín del centro de las fiestas, no es solo quitar una figura religiosa y atentar contra la fe de todo un pueblo, sino desconectar la fiesta de sus raíces. Es como corta un árbol de su raíz y esperar que siga dando frutos. Ni los que somos de casa ni los que nos visitan de fuera estos días entenderían una fiesta sin nuestro santo patrón San Fermín".
Florencio Roselló sostiene que "como Iglesia, no estamos aquí para imponer. No se trata de obligar a nadie a creer, ni a participar en actos religiosos. Pero sí decimos con respeto y convicción que San Fermín es nuestro, que quitar a San Fermín de Pamplona es quitar parte de su fe y de su historia, también de nuestra identidad: No tengamos miedo de nuestras raíces".
"Quitar al santo del centro de nuestras fiestas es borrar toda una historia y testimonio de entrega y martirio. Un testimonio del que se sienten orgullosos muchos ciudadanos de Pamplona y de toda Navarra. San Fermín, obispo y mártir, vivió el Evangelio con tal intensidad que fue capaz de dar su vida por Cristo", concluye la epístola del arzobispo.
Escribir un comentario