El obispo Ángel Javier Pérez Pueyo reflexiona sobre la parábola del administrador astuto, subrayando la importancia de la previsión y la verdadera astucia evangélica en la vida cristiana.
Ángel Javier Pérez Pueyo, obispo de Barbastro-Monzón, ha reflexionado sobre la parábola del administrador astuto, destacada en la liturgia dominical. Aunque a primera vista parece contradictorio que Jesús lo ponga como ejemplo, el obispo subraya que lo que se alaba es la sagacidad del administrador para prepararse para el futuro. Esta previsión es una llamada a los "hijos de la luz" para mirar más allá de lo inmediato y orientar la vida hacia lo que verdaderamente importa: ser de Dios y vivir en Él.
El obispo enfatiza que el dinero, el poder y el prestigio pueden ser medios o ídolos, y advierte sobre el peligro de que usurpen el lugar de Dios. Estos elementos se vuelven nefastos cuando nos esclavizan y nos hacen olvidar a los pobres y a los hermanos que necesitan nuestra ayuda. En su carta, recuerda que no somos dueños absolutos, sino administradores de los dones recibidos, llamados a compartir y poner al servicio de los demás.
Jesús invita a usar la verdadera astucia evangélica, que consiste en invertir en lo que permanece: el amor. Transformar lo que puede ser causa de egoísmo en instrumento de fraternidad es el reto. Quien comparte, lejos de perder, gana una vida más libre y fecunda. El "banco del amor" es el único que ofrece un interés eterno: la amistad, la justicia y la esperanza compartida.
El obispo concluye que el cristiano está llamado a ser no solo un administrador justo, sino misericordioso. Esta es la verdadera inteligencia del Evangelio: gastar la vida en favor de los demás para que todos puedan experimentar la cercanía de Dios. La carta se cierra con versos de Javier P. Benedé, que resumen la enseñanza evangélica sobre el uso del dinero y la elección de Dios como valor supremo.