La intervención en el retablo gótico de Santa Bárbara, dirigida por Hasbach Lugo, desveló elementos decorativos del siglo XVIII, incluyendo adornos de papel y naipes, así como piezas elaboradas con hojas de un incunable.
Durante la restauración del retablo gótico de Santa Bárbara en 1995-1996, bajo la dirección de la especialista Hasbach Lugo, se descubrió que muchos elementos decorativos eran añadidos del siglo XVIII. Estos adornos, considerados en su momento como una forma de embellecer el retablo, incluían estrellas de papel y 22 florones confeccionados con naipes recortados, cosidos y pintados. Estos naipes probablemente se fabricaron en la localidad malagueña de Macharaviaya. La mayoría de estos rosetones se deshicieron al ser retirados, aunque algunos fueron regalados al poeta Rafael León, conocido por su interés en el papel.
En el Calvario del ático del retablo, se encontraron piezas curiosas: una luna y un sol pintados, elaborados con hojas de un incunable. Estas hojas, superpuestas para dar grosor, formaban parte de un libro de caracteres móviles anterior a la invención de la imprenta. Los astros en la Crucifixión simbolizan, entre otras interpretaciones, las tinieblas que se produjeron a la muerte del Señor, como se menciona en el Evangelio de San Mateo: "después de la tribulación de aquellos días, se oscurecerá el sol y la luna no dará su luz" (24, 29).