La Diócesis de Galway ha procedido a la exhumación de los restos del obispo Eamonn Casey, una figura cuyo legado ha estado marcado por escándalos que dejaron una profunda huella en la iglesia católica irlandesa.
A través de un comunicado, el obispado ha confirmado que la medida, tomada tras un largo periodo de deliberación iniciado en julio del año pasado, supone un hecho inédito en El País: Casey es el primer alto clérigo cuyos restos han sido trasladados debido a cuestionamientos póstumos sobre su comportamiento.
Eamonn Casey fue durante años un rostro influyente del catolicismo en Irlanda. Sin embargo, en 1992 su carrera eclesiástica se derrumbó cuando se hizo público que había tenido un hijo, nacido en 1974, fruto de una relación con la estadounidense Annie Murphy. Además de intentar ocultar su paternidad, Casey desvió fondos diocesanos para contribuir en secreto a la manutención del niño, lo que amplificó la gravedad del escándalo.
A raíz de la revelación, el obispo renunció y fue destinado a misiones en América Latina, concretamente en Ecuador. Posteriormente residió en Inglaterra y, tras su regreso a Irlanda en 2006, se le prohibió oficiar en público.
En los años siguientes, nuevas sombras se cernieron sobre su figura. A partir de 2001 se presentaron acusaciones por abusos sexuales, incluyendo la denuncia de una sobrina suya. Aunque las investigaciones concluyeron sin nuevas acciones, las dudas en torno a su pasado continuaron alimentando la polémica.
Con la decisión de retirar sus restos de la Catedral de Galway, la diócesis busca cerrar un capítulo doloroso, al tiempo que expresó su agradecimiento por la comprensión mostrada durante el proceso. "Rezamos para que el amor sanador de Dios alcance a todas las personas afectadas", declaró la oficina diocesana en un comunicado.
Los restos de Casey han sido entregados a su familia, poniendo fin a un símbolo físico de una era de secretos que debilitó gravemente la autoridad moral de la Iglesia en Irlanda.
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