Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados, pronunció un discurso en Florencia donde criticó la retórica nuclear y abogó por un desarme integral y un cambio hacia la confianza mutua.
En un discurso pronunciado en la Facultad de Teología de Italia Central, en Florencia, Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, destacó la importancia de preservar los "principios de humanidad" en un contexto marcado por frecuentes violaciones al derecho internacional. Recordó que, desde la Edad Media, la Iglesia ha promovido la resolución pacífica de los conflictos mediante el diálogo, subrayando que la paz no puede sustentarse en la amenaza de destrucción.
El arzobispo vinculó la actual amenaza nuclear con el aniversario de la primera prueba atómica en Nuevo México y la devastación causada en Hiroshima y Nagasaki. Señaló que hoy se enfrentan múltiples crisis —como la pandemia, desastres naturales y conflictos armados— que han alterado el equilibrio de poder establecido tras la Segunda Guerra Mundial. Por ello, afirmó que ya no se puede dar por sentada una paz estable debido a las crecientes dudas sobre la capacidad de la comunidad internacional para mantenerla.
Gallagher censuró especialmente la "retórica de la amenaza", en particular aquella relacionada con lo nuclear, que ha reforzado una lógica de confrontación y carrera armamentista. Esta postura, basada en el miedo, genera un equilibrio frágil entre temor y chantaje, dificultando el establecimiento de relaciones pacíficas. Citando a San Juan XXIII, defendió un desarme integral y un cambio radical hacia una confianza mutua, rechazando que el equilibrio militar pueda garantizar una paz verdadera.
El discurso también abordó los riesgos derivados de la "modernización tecnológica" de los conflictos bélicos, advirtiendo sobre el empleo creciente de inteligencia artificial en escenarios militares. Gallagher insistió en que, pese a estos avances técnicos, el juicio moral humano sigue siendo insustituible. En este sentido, explicó que aplicar el principio de proporcionalidad resulta cada vez más complejo, lo que afecta directamente a la protección de los principios humanitarios fundamentales.
Por último, el arzobispo resaltó la necesidad urgente de promover vías dialogadas y medios pacíficos para resolver disputas internacionales, tal como enseñó el Papa León XIV. Recordó que la Iglesia siempre se ha opuesto a la guerra y ha defendido soluciones pacíficas frente a los conflictos. Enfatizó así la importancia de preservar los principios de humanidad y el derecho internacional humanitario, insistiendo en que una paz auténtica no puede basarse en un equilibrio fundado en el terror.
