Medio millar de personas se han congregado este domingo en la Catedral de Lleida para despedir al obispo Salvador Giménez, en una emotiva Eucaristía celebrada pocos días antes de su jubilación y del relevo pastoral que asumirá el nuevo obispo, Daniel Palau.
La misa, presidida por el propio Giménez, ha contado con la participación de los presbíteros y diáconos de la diócesis, así como con numerosos fieles que llenaron el templo para acompañar al obispo en este momento especial. Durante la homilía, visiblemente emocionado, Giménez ha agradecido la presencia de los asistentes, a quienes se ha dirigido como su “familia”, recordando que su familia biológica, residente en València, no había podido acudir. “Os doy las gracias por mis años como obispo. Es lo más grande que he podido hacer”, expresó con sinceridad y gratitud.
Durante las ofrendas, se le entregaron varios símbolos de su paso por la diócesis: unos documentos que recogen su labor pastoral en Lleida y un cuadro con el mapa de la diócesis, en reconocimiento a sus diez años de servicio episcopal.
En la ceremonia también intervinieron el vicario general, Mn. Lluís Sallán; el delegado de Cáritas, Joan Carles Nicuesa; el delegado de Vida Consagrada, P. Antoni Riera; y la directora del secretariado de cofradías y congregaciones, Montse Sánchez. Todos ellos dedicaron palabras de agradecimiento al obispo Salvador por su entrega y cercanía durante la última década.
La celebración concluyó con un aperitivo en el que los fieles pudieron compartir personalmente un momento con el obispo, en un ambiente de afecto y reconocimiento.
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