Un grupo interreligioso liderado por la organización católica Strangers No Longer marchó este 14 de julio por las calles de Detroit hasta la sede del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), en un acto simbólico en favor de los inmigrantes. La marcha terminó sin que se lograra entregar la carta con demandas al organismo federal, lo que dejó una sensación de frustración entre los convocantes.
La procesión, que partió desde la parroquia Most Holy Trinity en el barrio de Corktown, incluyó discursos y oraciones antes de dirigirse al edificio de ICE. Según los organizadores, la carta entregada contenía críticas a ciertos procedimientos de detención, como la presunta falta de identificación clara por parte de los agentes o la colaboración limitada con fuerzas policiales locales. También se denunciaba la detención de personas sin historial delictivo grave.
Pese a los intentos del padre David Buersmeyer y de la presidenta de la organización, Judith Brooks, ICE no aceptó la entrega del documento. “Estamos aquí para dialogar, no para confrontar”, declaró el sacerdote, aunque reconoció que la negativa de la agencia no fue una sorpresa.
El evento estuvo marcado por un discurso religioso centrado en la doctrina social católica. El padre Buersmeyer subrayó la importancia de la “dignidad humana” y el “bien común”, mientras que el arzobispo Edward J. Weisenburger pronunció una oración en la que pidió a Dios que inspire a los líderes del país a actuar con mayor “compasión y acogida”.
En declaraciones a la prensa, el arzobispo explicó que la postura de la Iglesia en este tema se basa en principios evangélicos, y defendió la necesidad de mostrar “un testimonio profético” en favor de los inmigrantes. La participación de religiosos y feligreses buscó transmitir un mensaje moral más que una exigencia política concreta.
Los organizadores adelantaron que buscarán otras vías para que sus demandas lleguen a los responsables, incluida la posibilidad de acudir a congresistas. Sin embargo, la falta de respuesta directa por parte de ICE pone en duda la eficacia inmediata de este tipo de movilizaciones.
Durante el recorrido, los manifestantes portaron pancartas con mensajes de apoyo a los inmigrantes y leyeron en voz alta nombres de personas deportadas. La procesión, sin incidentes, concluyó con una nueva exhortación a mantener la presión sobre las autoridades.
“Confiamos en que nuestra defensa tendrá frutos”, dijo la hermana Rebecca Vonderhaar, aunque el acto, más simbólico que práctico, deja en el aire el impacto real de estas iniciativas sobre las políticas migratorias del país.
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