Argüello: más derechos para los animales que para los bebés

Argüello: más derechos para los animales que para los bebés

El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, denuncia la «doble vara de medir» de la cultura occidental al proteger a los animales mientras se amplía la despenalización del aborto.

El presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, ha vuelto a denunciar lo que considera una contradicción ética en la cultura occidental con respecto al aborto, aprovechando la festividad de los Santos Inocentes, día en el que la Iglesia Católica celebra misas por los niños no nacidos. En una publicación en la red social X, Argüello recordó que «Reino Unido prohibirá cocer vivos a cangrejos y gambas para reducir el sufrimiento animal», mientras que sólo «en Inglaterra y Gales hubo 250.000 abortos en 2022» y en 2025 «se ha ampliado la despenalización».

«Estos inocentes son el chivo expiatorio de una civilización que entroniza el poder autónomo», concluye Argüello en su mensaje, extendiendo más allá de las fronteras británicas su denuncia de la doble vara de medir respecto a la defensa de la vida.

El arzobispo recordó que ya había abordado esta cuestión en su discurso de apertura de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, donde contrapuso la protección jurídica de los animales a la indefensión de los no nacidos en España. «La legislación puede castigar con una multa de 15.000 euros y hasta dos años de cárcel si se destruye un huevo de águila, pero da todo el derecho a matar a un hijo con síndrome de Down hasta el final del embarazo», afirmaba entonces.

En aquella intervención citó los últimos datos oficiales: «en 2024 se registraron 106.173 abortos y 322.034 nacimientos. El crecimiento vegetativo es negativo en 114.937 personas». A su juicio, el debate público rehúye el fondo del problema: «Se renuncia social y políticamente a abordar el tema en todo su dramatismo».

Argüello sostiene que esta situación conduce a una renuncia a abordar el aborto «social y políticamente», porque «atreverse a hablar de ello en público se ha vuelto tabú, casi una intromisión en la vida privada de las personas». «Afirmar públicamente que el aborto es objetivamente inmoral, pues supone poner fin a la vida de una persona distinta de su madre y de su padre, es arriesgarse a escuchar fuertes descalificaciones personales, sociales y políticas», añadía en noviembre.

Según el arzobispo, ese clima se refleja también en la reacción social: «Ofrecer información a las mujeres gestantes es considerado un abuso y rezar ante un abortorio una amenaza», denunciaba entonces, aludiendo a las críticas que recibe en redes sociales.

Argüello recordaba igualmente que incluso algunos filósofos defensores del aborto, como Peter Singer, tienen «la honestidad intelectual de reconocer que el embrión es un ser humano». De este modo, señalaba la paradoja de que «en un mismo hospital» un grupo de médicos «esté decidido a salvar a un bebé de cinco meses y medio de gestación, mientras otro grupo de médicos mata deliberadamente a un bebé de la misma edad en la habitación de al lado». «Es totalmente legal», afirmaba.

En su análisis, el aborto no es sólo una cuestión moral, sino también «síntoma del debilitamiento moral de nuestra democracia». Considera que es el ejemplo de un país incapaz de proteger la vida más vulnerable y que recurre a la legislación para suplir lo que deberían ser auténticas políticas familiares. «El atajo del aborto para solucionar problemas que exigen políticas públicas a favor de la familia y de la vida es síntoma del debilitamiento moral de nuestra democracia», denunció.

Argüello enlazó esta crítica con el último informe FOESSA, presentado recientemente. A partir de su lectura, subrayó que la crisis demográfica, la precariedad laboral, el precio de la vivienda y la pobreza infantil forman un ecosistema en el que muchas mujeres quedan atrapadas en condiciones que dificultan sostener un embarazo. «Hay muchas mujeres que desean ser madres y ven su proyecto de fecundidad frustrado por precariedad laboral, dificultades de acceso a la vivienda, feminización de los cuidados y débil apoyo público», citaba Argüello a partir del propio FOESSA.

El presidente de la Conferencia Episcopal Española añadía que la Iglesia no puede limitarse a denunciar el aborto sin mirar de frente la realidad de la maternidad sin respaldo y la soledad de muchas mujeres. Por ello anunció, de forma implícita, que la alianza social para la esperanza a favor de la natalidad será una de las prioridades de la CEE. «Quiero tender una mano de cercanía a las madres embarazadas para que no duden en solicitar ayuda», afirmó, insistiendo en que la defensa de la vida exige un compromiso integral.

Comentarios
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Gloria Montero
1 hora hace
El arzobispo Argüello acierta al señalar la absurda hipocresía de nuestra sociedad: protegemos a los animales mientras sacrificamos vidas humanas. ¿Hasta cuándo permitiremos que el aborto siga siendo una opción legal en vez de proteger a los más vulnerables?
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