En respuesta a las declaraciones del cardenal Gerhard Müller, los activistas LGBT en Italia han organizado una parodia del Vía Crucis, transformándolo en un manifiesto ideológico durante el Brianza Pride en Arcore, Lombardía.
El próximo sábado 27 de septiembre, la localidad de Arcore, en Lombardía, será escenario del Brianza Pride, un evento que, bajo la apariencia de una celebración de la "inclusión", se presenta como una respuesta ideológica a las recientes declaraciones del cardenal Gerhard Müller. El cardenal, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, afirmó recientemente que "la homosexualidad no es una identidad, sino una inclinación que se opone al orden de la creación".
En este contexto, los organizadores del evento han anunciado su intención de realizar una "redefinición" del Vía Crucis, adaptándolo a su causa. Este acto, que transforma uno de los ritos más sagrados de la piedad católica en una caricatura, se percibe como un acto de blasfemia pública, concebido como una venganza simbólica contra la Iglesia y sus fieles. La parodia del Vía Crucis no es un gesto trivial; representa una escalada en la confrontación ideológica que, según algunos observadores, podría derivar en violencia física.
La marcha en Arcore no será simplemente una manifestación festiva, sino una declaración de intenciones que busca desafiar los símbolos cristianos. En un contexto donde los ataques a iglesias y procesiones en Europa son cada vez más frecuentes, esta parodia se inscribe en una lógica que, según sus críticos, podría culminar en una violencia más extrema.
Mientras los activistas LGBT se presentan como víctimas, cuentan con el respaldo de los medios de comunicación, el ámbito político y algunas instituciones. Sin embargo, los verdaderos excluidos, según algunos analistas, son los católicos fieles a su doctrina, quienes se ven caricaturizados y marginados. La Gay Pride en Lombardía pone de manifiesto una fractura profunda entre quienes buscan adaptar la fe a la ideología dominante y aquellos que defienden la verdad sobre la creación y la dignidad humana.
La parodia del Vía Crucis en Arcore es vista por muchos como una provocación que podría intensificar las tensiones entre la comunidad LGBT y la Iglesia Católica, en un momento en que el diálogo y la comprensión mutua son más necesarios que nunca.