El cardenal Gerhard Müller advierte que Alemania podría convertirse en un país de mayoría musulmana, lo que relegaría a los cristianos a ser ciudadanos de segunda clase.
En una reciente entrevista con la periodista católica Diane Montagna, el cardenal Gerhard Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, expresó su preocupación por lo que considera una "infiltración" de extranjeros en Alemania. Müller advirtió que el país podría llegar a ser de mayoría musulmana, lo que, según él, convertiría a los cristianos en "ciudadanos de segunda clase".
El cardenal señaló que políticos y activistas de izquierda están "instrumentalizando el islam para socavar la identidad cristiana y la tradición y cultura occidentales". Puso como ejemplo a Inglaterra, donde, según él, en casos trágicos como el de una joven violada por varios hombres musulmanes, la víctima podría enfrentar más consecuencias legales que los agresores. Müller espera que las próximas elecciones en Inglaterra traigan un cambio significativo.
Müller también afirmó que los musulmanes, en general, no aceptarán la ideología woke, y que los ideólogos de izquierda podrían convertirse en "las próximas víctimas de los islamistas radicales". Según el cardenal, "el islam rechaza la dignidad de la mujer, y su marco moral no tiene nada en común con los objetivos del wokeismo, uno de los cuales es homosexualizar la sociedad y el pensamiento".
Al referirse a su Alemania natal, Müller describió una situación "similar" a la de Inglaterra, mencionando un promedio de dieciocho ataques con cuchillo al día y casos de violaciones en grupo que afectan a jóvenes mujeres. Además, destacó los desafíos crecientes en las escuelas, donde los niños musulmanes superan en número a los cristianos, y lamentó que pocos estén dispuestos a enfrentar esta realidad.
El prelado advirtió que su país podría llegar a ser como el norte de África, que hasta el siglo VII era una región completamente católica antes de la llegada del islam. Müller usó el ejemplo de su ciudad natal, Mainz, que hace cincuenta años era un 70% católica y hoy, debido a la secularización y la migración, ha caído al 27%. Actualmente, el 30% de la población del país no es étnicamente alemana y son predominantemente jóvenes, lo que podría llevar a que el islam se convierta en la religión dominante en veinte o treinta años.
Cuando Montagna le preguntó si realmente creía que Alemania podría convertirse en una nación musulmana, Müller respondió: "Ya lo es, en muchos sentidos. Los musulmanes dominan la vida pública, en parte porque los políticos les temen". Reiteró la alianza paradójica entre el islam y la izquierda radical, mencionando que el antiguo partido comunista en el este de Alemania es absolutamente pro-islam, a pesar de su ideología marxista y atea.
Müller lamentó que los jóvenes alemanes ya no sean capaces de defenderse, afirmando que "en verdad, no hubo batalla; fue una infiltración". Recordó que un millón de personas llegaron de Siria, muchas sin hablar alemán, y que Alemania les ofreció apoyo financiero e infraestructura desarrollada sin requerir trabajo alguno. Para ellos parece un paraíso terrenal hasta que se agoten los recursos.
Müller concluyó advirtiendo sobre una posible guerra civil cada vez más realista con una población extranjera creciente en Alemania. Sugirió que este conflicto potencial podría surgir entre ellos mismos similarmente a lo ocurrido en Siria.