Un estudio reciente revela deficiencias en la evaluación psicológica de los candidatos al sacerdocio, destacando preocupaciones sobre la detección de discapacidades de aprendizaje y tendencias que podrían representar un riesgo para menores.
Un análisis llevado a cabo por el Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado de la Universidad de Georgetown, en colaboración con el Instituto McGrath para la Vida de la Iglesia de la Universidad de Notre Dame, ha puesto de manifiesto importantes lagunas en los procesos de evaluación psicológica de los candidatos al sacerdocio. A pesar de que la mayoría de los obispos y directores de vocaciones expresaron satisfacción con los programas de formación, el estudio identificó carencias significativas en la detección de discapacidades de aprendizaje y en la evaluación de tendencias hacia conductas inapropiadas con menores.
El informe, titulado “Evaluación de las Prácticas de la Iglesia en la Evaluación de la Idoneidad de los Candidatos a las Órdenes Sagradas”, recopila respuestas de 103 obispos estadounidenses, así como de aproximadamente un 33% de los directores de vocaciones, un 59% de rectores de seminarios, 11 formadores y un 59% de especialistas en salud mental. Según el documento, los obispos y directores de vocaciones manifestaron mayor confianza en la “apertura de los seminaristas al crecimiento espiritual”, con un 55% a 59% expresando estar “muy confiados” en este aspecto.
No obstante, la confianza disminuye notablemente en áreas relacionadas con la salud física y mental. Solo un 19% a 21% de los encuestados expresó confianza en la “gestión saludable de las neurosis o patologías menores” por parte de los seminaristas, y apenas un 17% confía en la “vida saludable con preocupaciones médicas o limitaciones físicas” de los candidatos al sacerdocio. La preocupación por la detección de discapacidades de aprendizaje es alta, con solo un 16% a 17% de obispos y directores de vocaciones mostrando confianza en este ámbito.
Por otro lado, rectores, formadores y especialistas en salud mental también expresaron confianza en áreas de formación como el crecimiento espiritual y la autorreflexión regular, aunque solo entre un 32% y un 43% confía en la capacidad de los seminaristas para buscar tratamiento para problemas de salud mental como la ansiedad o la depresión. Además, un porcentaje similar confía en la capacidad de los seminaristas para formar relaciones saludables con los demás.
En cuanto a la comprensión de la orientación sexual y la gestión de comportamientos adictivos o poco saludables, solo entre un 8% y un 22% de rectores, formadores y especialistas en salud mental expresaron confianza en la formación de los seminaristas en estos aspectos. Aunque el 100% de los rectores y el 94% de los formadores y directores espirituales consideran necesarias las evaluaciones psicológicas iniciales para determinar la idoneidad de un candidato para la formación en el seminario, menos de tres de cada cinco obispos creen que estas evaluaciones pueden predecir el desempeño futuro de un candidato como sacerdote.