John Henry Newman: creado cardenal por León XIII y proclamado Doctor de la Iglesia por León XIV

John Henry Newman: creado cardenal por León XIII y proclamado Doctor de la Iglesia por León XIV

El Papa León XIV ha anunciado hoy la próxima proclamación de John Henry Newman como Doctor de la Iglesia, en un gesto que subraya la trascendencia intelectual y espiritual del cardenal inglés en la historia reciente del cristianismo.

La decisión representa una continuidad simbólica con la historia reciente del pontificado: si en 1879 León XIII lo creó cardenal, ahora, casi siglo y medio después, León XIV lo eleva al rango de Doctor de la Iglesia, un título reservado a aquellos cuya enseñanza ha iluminado de forma universal la doctrina cristiana.

Una luz para los demás

“Jesús, quédate con nosotros y comenzaremos a brillar como Tú brillas, a ser una luz para los demás”, escribió Newman en Meditations on Christian Doctrine. Esta frase condensa el corazón de su espiritualidad y pensamiento. Figura incómoda en su tiempo, tanto dentro como fuera del catolicismo, fue un pionero en la revalorización del papel de los laicos en la vida de la Iglesia.

En la Inglaterra del siglo XIX, profundamente anglicana y reticente al cambio, Newman impulsó un laicado instruido, consciente de su fe y capaz de evangelizar con claridad. “Quiero un laicado […] que conozca su credo tan bien como para dar razón de él”, escribió, desafiando incluso la mentalidad clerical de su época. Su visión sentó las bases de una Iglesia más participativa y formativa.

Conversión y vocación

Nacido en Londres en 1801, su vida espiritual comenzó en el seno del protestantismo. Fue ordenado sacerdote anglicano en 1825 y ocupó puestos destacados en Oxford. Sin embargo, su inquietud teológica lo llevó a liderar el Movimiento de Oxford y, posteriormente, a una profunda crisis de fe que culminó en su conversión al catolicismo en 1845.

Tras ser recibido en Roma y ordenado sacerdote católico en 1847, fundó el primer Oratorio de San Felipe Neri en Inglaterra, en Birmingham, y más tarde fue rector de la Universidad Católica de Dublín. Su lema cardenalicio, Cor ad cor loquitur (el corazón habla al corazón), expresa su comprensión íntima de la fe como diálogo personal con Dios.

Un pensamiento vivo

La obra de Newman sigue siendo un faro para la Iglesia contemporánea. En La gramática del asentimiento (1870), demostró cómo la fe puede ser razonada incluso por quienes carecen de formación teológica. Otras obras, como Apologia pro vita sua o El sueño de Geroncio, muestran su profundidad espiritual y literaria.

Murió en 1890 en Edgbaston, tras una vida de estudio, oración y controversia. En su tumba se lee: Ex umbris et imaginibus in veritatem ("De las sombras y de las imágenes hacia la verdad"), expresión de su itinerario interior hacia la plenitud de la fe.

Hoy, el Papa León XIV reconoce oficialmente ese camino como testimonio válido y universal para toda la Iglesia, elevando a Newman a la categoría de Doctor, junto a figuras como Agustín, Tomás de Aquino y Teresa de Ávila. Su herencia, como él mismo escribió, es la de quien comprende que “Dios no me creó en vano. Tengo una misión”.

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