El informe presentado en Roma destaca el desperdicio de un tercio de la producción mundial de alimentos, mientras 670 millones de personas sufren hambre, y subraya la necesidad de cambios estructurales para combatir esta problemática.
El reciente informe del Observatorio Internacional Waste Watcher, presentado en Roma, ha revelado que más de 670 millones de personas padecen hambre mientras persiste el derroche alimentario. Según explicó el director científico, Andrea Segrè, un tercio de la producción mundial se desperdicia a lo largo de la cadena de suministro agroalimentaria. Italia, aunque se sitúa por encima de la media europea, aún está lejos de lograr una reducción significativa en el desperdicio alimentario.
Maurizio Martina, Director General Adjunto de la FAO, participó por videoconferencia en la presentación del informe y subrayó la necesidad urgente de concienciación y cambios estructurales para combatir este problema. El estudio, realizado en colaboración con la Universidad de Bolonia y el instituto Ipsos, analizó el desperdicio en los hogares italianos y los hábitos de consumo, destacando la importancia de un compromiso global en esta lucha.
El informe también señala el impacto devastador del desperdicio alimentario en el medio ambiente, responsable del 8-10% de las emisiones que alteran el clima. A pesar de una disminución en el desperdicio semanal per cápita en Italia, el objetivo para 2030 aún parece lejano. El derroche es menor en el centro y norte del país, siendo la fruta, las verduras frescas y el pan los alimentos más desperdiciados.
Matteo Vittuari, profesor de Política Alimentaria en la Universidad de Bolonia, destacó que el 28% de las tierras agrícolas se utiliza para producir alimentos que nunca se consumirán. Vittuari mencionó iniciativas como la restauración colectiva en comedores escolares para reducir el desperdicio, animando a los niños a consumir más verduras.
La Generación Z desempeña un papel crucial en revertir esta tendencia, mostrando una fuerte inclinación a reutilizar sobras y enfocarse en el impacto ambiental de los productos. Andrea Segrè enfatizó la importancia de esta generación, que utiliza herramientas como la aplicación "Sprecometro" para autoevaluar y reducir los residuos domésticos, promoviendo un cambio duradero en los comportamientos.