Con 781 votos favorables de un total de 809, los obispos italianos ratificaron el texto “Lievito di pace e di speranza”, que marca las prioridades pastorales de la Iglesia en Italia y compromete a cada diócesis a aplicar sus conclusiones.
La Iglesia italiana ha culminado una etapa decisiva en su proceso de renovación pastoral al aprobar el Documento final del Camino Sinodal, titulado “Lievito di pace e di speranza”. La votación, celebrada en el marco de la Tercera Asamblea Sinodal bajo la presidencia del cardenal Matteo Zuppi, registró 781 votos favorables sobre 809 emitidos.
El texto, compuesto por 124 proposiciones, traza las líneas fundamentales que orientarán la vida eclesial en los próximos años: sinodalidad, corresponsabilidad, protagonismo de los laicos y participación activa de las mujeres. Con ello se da por concluido un proceso de cuatro años de consulta y discernimiento que ha implicado a parroquias, movimientos y comunidades religiosas de todo el país.
Según la agencia SIR, el documento se convierte desde ahora en referencia normativa para las diócesis italianas, que deberán traducir sus orientaciones en planes pastorales concretos. “Corresponde a los pastores asumirlo plenamente, discernir las prioridades y movilizar nuevas energías”, afirmó el cardenal Zuppi al clausurar la asamblea.
El texto insiste en la necesidad de una Iglesia “que camine con su pueblo”, atenta a los desafíos sociales y abierta al diálogo con la cultura contemporánea. Asimismo, recuerda que la sinodalidad “no es una moda ni una estrategia de gobierno”, sino “una forma de ser Iglesia que escucha, discierne y sirve”.
La aprobación del documento consolida el modelo de comunión eclesial promovido por el papa Francisco y reafirmado por el Papa León XIV con un acento particular en la caridad y la misión evangelizadora. Ambos enfoques confluyen en la visión de una Iglesia más fraterna y misionera, centrada en el testimonio evangélico.
El desafío inmediato será traducir las conclusiones del Camino Sinodal en acciones concretas, evitando que el impulso renovador quede reducido a declaraciones formales. Como expresó un delegado diocesano al término de la asamblea: “El verdadero fruto del Camino Sinodal será una Iglesia más sencilla, cercana y creíble”.
