Brasil fue consagrado a San Miguel Arcángel durante una sesión solemne en la Cámara de los Diputados, en un acto que simboliza un compromiso espiritual y moral en tiempos de desafíos.
En una ceremonia celebrada el 12 de agosto de 2025, Brasil fue consagrado a la protección de San Miguel Arcángel en el Congreso Nacional. La imagen peregrina oficial del arcángel, procedente del Monte Gargano en Italia, fue presentada y coronada como comandante espiritual de la nación brasileña. Este acto fue organizado por el Instituto Hesed y contó con la participación de la hermana María Joana, la hermana María Raquel y el padre Emanuel María, junto con el obispo de Piracicaba, Dom Devair Araújo Fonseca.
La diputada federal Simone Marquetto (MDB-SP), promotora de la sesión, destacó la importancia de la presencia de las imágenes de San Miguel Arcángel y de Nuestra Señora Aparecida en el parlamento, subrayando que representan una convocatoria a la responsabilidad espiritual y a la unidad nacional. En su discurso, Marquetto enfatizó la necesidad de rescatar la fe católica y recordó que la nación brasileña nació de una santa misa.
El obispo Dom Devair Araújo da Fonseca consagró a Brasil y sus ciudadanos a San Miguel, confiando en que su espada defienda al país de la división, la violencia y la mentira. La hermana María Raquel describió la coronación de San Miguel como un acto de fe y un llamamiento a la "gran reconquista", un movimiento que busca restaurar los fundamentos espirituales de la nación.
Durante la ceremonia, se presentó un Proyecto de Ley para establecer el 29 de septiembre como el día de San Miguel Arcángel en todo el territorio nacional, alineándose con la celebración ya existente en la Iglesia. El padre Emanuel María dirigió la oración del "Terço do Combate", una plegaria inspirada por la Virgen María, que busca la protección divina a través de la intercesión de San Miguel y los santos ángeles.
La coronación de San Miguel fue realizada por Dom Devair, quien proclamó al arcángel como el comandante espiritual de Brasil, defensor de las familias y guardián de la libertad. Este evento, que busca ser un hito en la historia espiritual del país, reafirma la fe en la protección divina y en la lucha contra las fuerzas del mal.